Aunque esta sección titulada ¿Para qué sirve? comenzó ayer su andadura con sendos artículos sobre anatomía humana, su propósito va mucho más allá. Aquí analizaremos todo aquello que merezca ser explicado y valorado, como cuando hoy un gobierno mendaz nos amenaza con garantizar algo que, en realidad, solo invita a huir corriendo tres mil kilómetros.
¿Para qué sirve la garantía de un gobierno mendaz?
La garantía que un gobierno ofrece a sus ciudadanos se basa en la confianza, la transparencia y la responsabilidad. Sin embargo, cuando esa garantía proviene de un gobierno que sistemáticamente miente o manipula la realidad, su valor se diluye hasta convertirse en una mera fachada sin sustancia. La credibilidad es el pilar fundamental para que cualquier promesa o garantía tenga sentido; sin ella, la palabra oficial no es más que un eco vacío que alimenta la desconfianza y la frustración social.
La garantía sin verdad: un espejismo peligroso
Hoy, esta misma mañana, en el Congreso de los Diputados, el sátrapa Sánchez, jefe de la sentina española, no dudó en afirmar, con aparente convicción, que el gobierno garantiza que ese apagón no volverá a ocurrir. Y, en efecto, tiene razón: ese apagón, precisamente ese, es imposible que se repita. Sin embargo, otro apagón es muy factible, especialmente cuando el gobierno garantiza lo contrario, pese a admitir que aún desconoce las causas.
Esta contradicción no es menor. Cuando quienes nos gobiernan hacen promesas sin fundamento sólido, cuando aseguran certezas en medio de la incertidumbre, lo que generan no es tranquilidad, sino desconfianza. ¿Cómo podemos creer en una garantía que se basa en la ignorancia y en la negación de la realidad? La falta de transparencia y la aparente improvisación en la gestión de la crisis solo alimentan el miedo y la inseguridad.
La crisis de confianza ante la mendacidad oficial
Además, estas afirmaciones vacías evidencian un desprecio por la inteligencia y la sensibilidad de la ciudadanía. Minimizar un apagón que dejó a millones sin electricidad, afectando servicios básicos y la vida diaria, y tratar de venderlo como un episodio superado sin consecuencias, es insultante. Más aún cuando se intenta disfrazar la gravedad de la situación con discursos que rozan el absurdo.
¿Qué nos aporta entonces esa garantía? ¿Es acaso un bálsamo para el pánico o una excusa para la falta de responsabilidad? La respuesta parece clara: un gobierno mendaz que promete sin pruebas ni certezas solo profundiza la crisis de confianza que vivimos. Y sin confianza, ninguna garantía tiene valor.
Gobierno mendaz. Lecciones históricas
La historia nos ofrece ejemplos contundentes sobre el costo de la mentira oficial. Cuando el gobierno soviético negó durante años la magnitud del desastre de Chernóbil, ocultando información y ofreciendo garantías falsas, no solo puso en riesgo la salud y la vida de millones, sino que también sembró un escepticismo profundo que tardó décadas en superar. La transparencia y la verdad son, en última instancia, las únicas garantías que pueden sostener la legitimidad de un gobierno.
Como dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche: La mentira más común es aquella con la que uno se engaña a sí mismo; mentirse a los demás es relativamente algo raro. Y en palabras de Václav Havel, dramaturgo y presidente checo: La verdad y el amor deben prevalecer sobre la mentira y el odio.
Verdad y transparencia: las únicas garantías reales
En un momento en que la sociedad demanda claridad y responsabilidad, la mendacidad no es solo un error político, sino un acto de irresponsabilidad que socava la cohesión social y la confianza democrática. Garantizar algo sin verdad es garantizar la desconfianza.