La masacre de Ronda

mayo 13, 2025

En hablarydecir no vamos a callarnos por temor a nada ni a nadie, y mucho menos a una pandilla de gángsteres (demostrado queda) que imponen una sola visión histórica mediante ley. ¿Hay mayor insensatez? Quizás sea cierto que lo peor de Sánchez está por llegar, nosotros esperamos mientras difundimos hechos comprobados y poco dados a la interpretación subjetiva. Son estos los que el gobierno y sus acólitos quieren exterminar.

La masacre criminal de Ronda

La masacre de Ronda durante la Guerra Civil Española hace referencia, de manera ampliamente documentada, a los asesinatos masivos cometidos por milicianos del Frente Popular -especialmente de las Juventudes de la FAI- en el verano de 1936, cuando Ronda estaba bajo control republicano. En ese periodo, decenas y posiblemente cientos de civiles -sacerdotes, profesionales, comerciantes, campesinos, mujeres e incluso algunos niños- fueron arrojados vivos desde el Puente Nuevo, a 98 metros de altura, en el Tajo de Ronda. Las víctimas eran señaladas por su fe, su filiación política o simplemente por ser consideradas enemigos del pueblo.

Las estimaciones sobre el número de víctimas varían según las fuentes: algunas hablan de unas 50 personas y otras elevan la cifra a más de 200 y hasta 512 según investigaciones recientes. El proceso era brutal y arbitrario: los detenidos eran seleccionados sin juicio, esposados y empujados al vacío, mientras los verdugos celebraban cada ejecución. Entre los asesinados se cuentan figuras como el registrador de la propiedad Carlos García-Mauriño Longoria y al menos 14 sacerdotes locales. Este episodio se convirtió en uno de los símbolos más atroces de la violencia revolucionaria en la retaguardia republicana y ha sido reconocido como tal incluso en obras literarias como Por quién doblan las campanas de Ernest Hemingway.

Tras la toma de Ronda por las tropas nacionales en septiembre de 1936, se produjo otra represión contra quienes habían apoyado o colaborado en la masacre.

Masacre de Ronda. Hechos

  • Lugar. Puente Nuevo de Ronda, sobre el Tajo de Ronda, un desfiladero de 98 metros de altura.
  • Fecha. Julio-septiembre de 1936, inmediatamente tras el estallido de la Guerra Civil Española y la instauración del control republicano en la ciudad.
  • Autores. Milicias del Frente Popular, especialmente las Juventudes de la Federación Anarquista Ibérica (FAI).
  • Víctimas. Las cifras varían según fuentes, desde al menos 50 hasta 512 personas arrojadas vivas al vacío desde el puente. Entre las víctimas había más de 100 mujeres y, según algunos testimonios, también niños.

Método

  • Los prisioneros eran seleccionados por los milicianos en base a listas de informantes locales, sin juicio ni pruebas formales.
  • Las víctimas eran principalmente civiles: sacerdotes, profesionales, comerciantes, campesinos, mujeres de Acción Católica, terratenientes y personas señaladas por su fe o ideología conservadora.
  • Las ejecuciones se realizaban de forma pública y con gran violencia, muchas veces acompañadas de burlas y celebraciones por parte de los verdugos.
  • El acto pretendía infundir terror en la población y eliminar a cualquier sospechoso de simpatizar con el bando nacional o de ser enemigo del pueblo.

Casos documentados

  • Entre los asesinados figura el registrador de la propiedad Carlos García-Mauriño Longoria, padre de ocho hijos, ejecutado el 14 de agosto de 1936 junto a otras diez personas.
  • Al menos 14 sacerdotes locales fueron asesinados y numerosas imágenes religiosas profanadas y destruidas.

Testimonios y memoria

  • Testigos relatan que los detenidos eran llevados esposados, insultados y golpeados hasta el borde del puente, obligados a mirar el abismo antes de ser arrojados.
  • Algunos sobrevivieron inicialmente a la caída, pero eran rematados desde arriba con disparos o piedras.
  • El terror instaurado por las checas (centros de detención y tortura improvisados) fue generalizado en la ciudad durante esos meses.

Balance y corolario

La masacre de Ronda es solo un ejemplo de los más atroces actos de la violencia frentepopulista durante la Guerra Civil. Horribles sucesos cuyo relato se silencia y que no supone inspiración para el mundo cultural y artístico ni para historiadores y tampoco para el periodismo de investigación.

Honor a una generación de españoles, sobre cuyas tumbas se escupe la también criminal mentira histórica. La justicia sobre aquellos criminales se procuró, mediante tribunales de guerra que juzgarían y ejecutarían a aquellos malhechores.

La injusticia legal que ahora ofende la memoria de los asesinados, no puede permanecer, si aún corre sangre de ellos por nuestras venas. Recordar y honrar a estos hombres es un deber moral de dignidad y justicia. Porque ahora los criminales están siendo considerados como víctimas homenajeadas. ¿Dónde están los historiadores libres?

La masacre de Ronda

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