Tal como hablamos en su día sobre el queísmo hoy, en estas Dudas razonables (o no), nos ocupamos del error opuesto: el dequeísmo.
Es un fenómeno gramatical del español que consiste en el uso incorrecto de la secuencia de que cuando la preposición de no es exigida por el verbo ni por ningún otro elemento de la oración. Es decir, se añade de delante de que en frases donde solo debería ir que, lo que constituye un error normativo y uno de los más frecuentes tanto en la lengua oral como en la escrita.
Significado y ejemplos
Este fenómeno suele aparecer en oraciones subordinadas sustantivas, especialmente con verbos de pensamiento, percepción, opinión o comunicación. Ejemplos de dequeísmo son: Me ha dicho de que vendrá mañana en lugar de Me ha dicho que vendrá mañana o Creo de que no es justo en vez de Creo que no es justo.
Causas y consecuencias
¿Cuáles son las causas del dequeísmo? Variadas. Entre las más comunes se encuentran la ultracorrección (el temor a cometer un error gramatical que lleva a introducir de donde no corresponde), el desconocimiento de las reglas sintácticas, la influencia de construcciones correctas con preposición (me acuerdo de que…) y la economía lingüística, es decir, la tendencia a simplificar o automatizar estructuras en el habla rápida. Además, factores extralingüísticos como el nivel cultural, el tipo de texto o la procedencia geográfica del hablante favorecen o no su aparición.
El dequeísmo empobrece la corrección del idioma y dificulta la comprensión precisa del mensaje. Su presencia revela tensiones entre la tendencia al cambio y la conservación de la norma y su uso, desgraciadamente, está cada vez más extendido en distintos niveles sociolingüísticos. Es lo que pasa cuando no se respeta lo propio, que se empobrece y embrutece.
Estrategias para evitar el dequeísmo
Para evitarlo, una estrategia útil es transformar la oración subordinada en una pregunta o sustituirla por un pronombre demostrativo como eso. Cuando tenemos dudas sobre si debemos usar de que o solo que después de un verbo, hay un truco para resolverlo: transformar la oración subordinada en la palabra eso y ver si la preposición de sigue siendo necesaria.
Por ejemplo, con la frase Creo que vendrá o Creo de que vendrá, podemos hacer la prueba preguntándonos: ¿Qué creo? La respuesta natural es Eso. Es decir, decimos Creo eso, no Creo de eso. Esto nos indica que la forma correcta es Creo que vendrá. En cambio, si la respuesta natural fuera de eso, entonces sí deberíamos usar de que. Así, en Me acuerdo de que vendrá, si preguntamos ¿De qué me acuerdo?, la respuesta es De eso y, por tanto, la preposición de es necesaria.