¡Un pepito de ternera, por favor! Así, como sin querer, es una expresión totalmente adaptada al lenguaje cotidiano, pero ¿cuál es su origen? ¿De dónde procede? ¿Es correcto?
Pepito. Origen
El pepito de ternera es uno de los bocadillos más característicos de la gastronomía española. Su nombre tiene un origen curioso y bien documentado, aunque hay varias versiones sobre su aparición. La teoría más difundida sitúa el nacimiento del término en el Café de Fornos de Madrid, a finales del siglo XIX o principios del XX. Según esta versión, el hijo del fundador del café, llamado José y apodado cariñosamente Pepito, solía merendar bocadillos de fiambre. Un día pidió un bocadillo caliente de ternera y la novedad gustó tanto que los clientes comenzaron a pedir un bocadillo como el de Pepito. Así, la expresión pepito de ternera se popularizó y acabó designando este tipo de bocadillo en toda España.
El cocinero e historiador Teodoro Bardají Mas recogió esta historia en 1933, consolidando la hipótesis de que el nombre proviene de una anécdota personal convertida en tradición colectiva.
Significados y usos del término
En su sentido más estricto, el pepito de ternera es un bocadillo caliente elaborado con pan, generalmente tipo francés y filete de ternera a la plancha o frito, normalmente acompañado de ajo laminado. Con el tiempo, el término pepito se ha ampliado para designar bocadillos similares con otros ingredientes, como lomo, pollo o pavo, aunque la versión original sigue siendo la de ternera. El Diccionario de la lengua española recoge desde 1984 la acepción de pepito como bocadillo de pan y carne, aunque no especifica la etimología.
Causas y curiosidades
El auge del pepito de ternera coincide con el crecimiento urbano y la proliferación de cafés y tabernas en Madrid, donde la demanda de comidas rápidas, económicas y contundentes era alta. El bocadillo de ternera respondía a estas necesidades, convirtiéndose en una opción asequible y nutritiva para trabajadores y tertulianos.
El pepito de ternera ha evolucionado con el tiempo, incorporando ingredientes como cebolla caramelizada, pimientos, jamón o queso. A pesar de su sencillez, se considera un manjar y ha pasado a formar parte del recetario clásico de bares y cafeterías españolas.
Pepito y analogías
El fenómeno de nombrar bocadillos o platos populares con nombres propios no es exclusivo de España. En Francia, el croque-monsieur es un ejemplo de bocadillo bautizado con un nombre coloquial y personalizado. En inglés, el sandwich club o el sloppy joe siguen esta lógica de asociar nombres personales o informales a preparaciones culinarias. Sin embargo, el uso del diminutivo cariñoso, como pepito, es especialmente característico de la tradición española, donde los hipocorísticos son frecuentes en la cultura popular y gastronómica.
¿Y el paquito?
El uso de diminutivos como paquito para otros bocadillos responde a un patrón similar: la personalización y familiaridad. Aunque menos extendido que el pepito, el paquito se refiere a bocadillos de cordero y sigue la misma lógica de asociar un nombre propio a una receta concreta, reforzando la idea de cercanía y tradición oral en la gastronomía española.