El término que hoy pretendemos rescatar del olvido es martingala: una palabra con múltiples vidas en distintos ámbitos del saber y del habla cotidiana.
Martingala. Orígenes
Proviene del francés martingale, que a su vez deriva de Martigues, localidad de la Provenza francesa. El término se asoció primero a ciertos trucos o prendas características de los habitantes de Martigues—como unas calzas amplias donde se podían ocultar objetos—y, por extensión, pasó a significar ardid, treta o estratagema.
Ya en el siglo XVIII apareció martingala referida a los juegos de azar, designando una estrategia de apuestas en la que el jugador dobla su apuesta tras cada pérdida, buscando recuperar lo perdido con una sola victoria. Esta táctica, tan arriesgada como seductora, hizo de la martingala un símbolo de ingenio y temeridad.
Significado y usos
Cuatro acepciones señala la RAE:
- Artificio o astucia para engañar a alguien, o para otro fin.
- En el juego del monte, lance que consiste en apuntar simultáneamente a tres de las cartas del albur y el gallo contra la restante.
- Pieza que tapaba una abertura practicada en la parte trasera de las calzas.
- Trabilla de adorno que se lleva en la parte posterior de los abrigos, chaquetas,
Con el tiempo, en el habla coloquial, se convirtió en sinónimo de ardid, truco o engaño para conseguir un objetivo. Así, alguien que se saca una martingala está recurriendo a una estratagema, no siempre transparente, para lograr lo que quiere.
La palabra también encontró su lugar en la moda y la equitación. En sastrería, la martingala es una tira de tela, generalmente en la parte trasera de abrigos o chaquetas, que ajusta la prenda y le da forma. En equitación, es una correa que ayuda a controlar la posición de la cabeza del caballo. Políticamente, el mayor ejemplo de martingala son los juegos de manos que el PSOE intenta hacer para demostrar lo indemostrable: que son limpios y que el otro es peor (¡Ojo, no que ellos sean mejores, sino que los otros son peores!).
¿Por qué el desuso?
Martingala ha caído en desuso porque sus acepciones originales —relacionadas con juegos tradicionales, prendas antiguas o formas de engaño— han perdido vigencia en la vida cotidiana y han sido reemplazadas por palabras más actuales o especializadas. Hoy, martingala sobrevive casi solo en contextos técnicos, históricos o literarios.
Martingala. ¿Por qué rescatarla?
Rescatar martingala del olvido es celebrar la riqueza y versatilidad del idioma. Es una palabra que invita a la reflexión sobre el azar, la astucia y la creatividad humana. Además, su presencia en distintos contextos la convierte en un pequeño tesoro léxico, digno de ser redescubierto y compartido.
Este rescate no solo enriquece el vocabulario, sino que también invita a mirar el lenguaje como un espacio de historia, invención y juego.