La conquista de Orán en 1509 es uno de los episodios más destacados de la expansión española en el norte de África y un ejemplo del arrojo, la organización y la visión estratégica de España y su ejército durante la época de los Reyes Católicos. Esta hazaña, impulsada por el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros y respaldada por el rey Fernando, supuso la incorporación de la ciudad argelina de Orán al dominio español durante cerca de tres siglos, consolidando la seguridad de la Península frente a las incursiones norteafricanas y la piratería berberisca.
Antecedentes y motivación
Tras la toma de Mazalquivir en 1505 y el peñón de Vélez de la Gomera en 1508, el cardenal Cisneros propuso a Fernando el Católico la conquista de Orán. El objetivo era eliminar las bases de piratería y los refugios de moriscos que amenazaban la seguridad del Mediterráneo y la costa española. Cisneros financió la expedición con sus propios recursos, a cambio de que la plaza conquistada quedase bajo la jurisdicción de la Archidiócesis de Toledo y recibió el título de capitán general de África.
Esta empresa respondía también al testamento de Isabel la Católica, que instaba a continuar la expansión por África para alejar el peligro musulmán de la Península y trasladar el conflicto a la otra orilla del Mediterráneo.
Preparativos y despliegue militar
Los preparativos comenzaron en septiembre de 1508. La Corona invirtió una suma superior a la de otras expediciones de la época, lo que refleja la importancia de la operación. El 16 de mayo de 1509 zarpó desde Cartagena una poderosa armada compuesta por alrededor de 80 a 100 naves, entre galeras y buques de transporte y entre 14.000 y 15.000 soldados, muchos veteranos del Tercio de Sicilia y de las guerras de Italia.
Por primera vez en la historia militar, se emplearon tropas de caballería armadas con arcabuces, lo que supuso una innovación táctica relevante. La flota fondeó en Mazalquivir, punto cercano a Orán y separado de ella por una escarpada sierra, que suponía el primer gran obstáculo para el avance español.
Asalto y toma de Orán
El 18 de mayo, tras una solemne misa, las tropas desembarcaron mientras el cardenal Cisneros permanecía en retaguardia, vestido con sus hábitos pontificales y espada al cinto, símbolo del carácter cruzado de la empresa. Los defensores de Orán, unos 10.000 musulmanes, intentaron frenar el avance español desde las alturas pero la determinación y disciplina de los soldados españoles prevaleció.
La artillería naval española jugó un papel decisivo, bombardeando las defensas costeras y facilitando el desembarco de más tropas por el flanco marino. Tras dura lucha, los españoles escalaron las murallas utilizando técnicas innovadoras, como el ensamblaje de picas para crear largas pértigas y abrieron las puertas de la ciudad. El capitán Sosa, de la guardia del cardenal, fue el primero en plantar la bandera española en las murallas.
La entrada triunfal de Cisneros en Orán, al día siguiente, fue celebrada con fervor. Se liberaron unos 300 cautivos cristianos, símbolo del triunfo de la fe y la justicia española.
Conquista de Orán. Relevancia
Supuso el establecimiento de un sólido enclave español en el norte de África, que se mantendría durante casi tres siglos. La operación desarticuló las bases de la piratería berberisca y garantizó la seguridad de las costas españolas, cumpliéndose uno de los grandes objetivos de los Reyes Católicos.
Está considerada como uno de los primeros grandes desembarcos de la historia naval, anticipando técnicas y estrategias que serían empleadas siglos después. El éxito fue fruto de la combinación de visión política, innovación militar y el valor de los soldados españoles, que supieron imponerse en condiciones adversas y ante un enemigo tenaz.
Esta extraordinaria conquista, no fue más que la continuación de la política de los Reyes Católicos, significaba alejar el constante peligro de tener a los musulmanes tan cerca de la Península (Todoavante.es). Pues eso mismo, y así debería ser.