NOTA PRELIMINAR. Este artículo es la continuación de La Misa Tradicional. En principio, y en pocos días, publicaremos, además, otros dos capítulos: Influencias en la liturgia católica y Opción natural y católica
El Concilio Vaticano II (1962-1965) marcó un punto de inflexión en la historia litúrgica de la Iglesia Católica. La constitución Sacrosanctum Concilium propuso una reforma orientada a favorecer la participación plena, consciente y activa de los fieles en la liturgia. Este documento fue el primero en ser aprobado y sentó las bases para una renovación profunda, no solo en la Misa, sino en toda la vida litúrgica y pastoral de la Iglesia.
Novus ordo. La reforma litúrgica
El resultado más visible de esta reforma fue la promulgación, en 1969, del Misal de Pablo VI o Novus Ordo Missae, que introdujo cambios sustanciales en la forma y el espíritu de la celebración. Entre sus características más destacadas se encuentran el uso de las lenguas vernáculas en lugar del latín, la simplificación y reorganización de los ritos, la multiplicación de las lecturas bíblicas y la promoción de la participación vocal y activa de los fieles. Además, el altar se orientó generalmente hacia el pueblo, reforzando la dimensión comunitaria de la Eucaristía y se introdujeron nuevas plegarias eucarísticas que enriquecieron el rito.
Si bien la intención era hacer la liturgia más comprensible y accesible, muchos fieles y expertos percibieron una pérdida de la sacralidad, el silencio y el sentido de misterio que caracterizaban la Misa tradicional, lo que generó tensiones y debates dentro de la Iglesia.
Contrario a la creencia popular, la Misa Tridentina o forma tradicional nunca fue formalmente abrogada. El motu proprio Summorum Pontificum (2007), promulgado por Benedicto XVI, reconoció el derecho de todos los sacerdotes a celebrar esta forma, denominándola forma extraordinaria del rito romano. Sin embargo, el motu proprio Traditionis custodes (2021) del papa Francisco I restringió su uso, afirmando que la única expresión del rito romano es la misa reformada según los decretos del Vaticano II.
En la actualidad
Hoy en día, la Misa tradicional sigue viva en numerosas comunidades alrededor del mundo, atrayendo a fieles que buscan así una experiencia más profunda de lo sagrado y una continuidad con la fe de sus antepasados. Esta persistencia es testimonio de la vitalidad y el valor de la Tradición en el corazón de la Iglesia, que convive con la renovación litúrgica iniciada hace más de medio siglo.