José de Rebolledo de Palafox y Melzi (Zaragoza, 1775–Madrid, 1847) es una de las figuras más destacadas de la resistencia española durante la Guerra de la Independencia frente a la invasión napoleónica. Nacido en el seno de una familia noble aragonesa, su vida y carrera militar estuvieron marcadas por el compromiso con la causa nacional y la defensa de Zaragoza, ciudad que se convirtió, bajo su mando, en símbolo de la resistencia popular.
El contexto histórico en el que emerge Palafox es el de la crisis de la monarquía borbónica y la invasión francesa de 1808. Tras el secuestro de Fernando VII en Bayona y la imposición de José Bonaparte en el trono español, el país se sumió en una guerra de liberación nacional, caracterizada por la movilización de amplios sectores de la sociedad y el surgimiento de líderes populares como Palafox.
Palafox. Semblanza y formación
Fue el tercer hijo de los marqueses de Lazán y Cañizar. Recibió una educación esmerada, especialmente en la formación militar y humanística y a los dieciséis años ingresó en las Reales Guardias de Corps, donde pronto destacó por su disciplina y sentido del deber. Su carrera militar avanzó rápidamente, alcanzando el grado de brigadier antes del estallido de la guerra.
Su carácter se forjó en el ambiente cortesano y militar, pero también en el contacto con los problemas de su tierra natal. Palafox mostró desde joven un temperamento decidido, una gran capacidad de liderazgo y un sentido de la responsabilidad que lo haría destacar en los momentos más críticos.
Liderazgo en la Guerra de la Independencia
Su protagonismo se inicia en 1808, cuando, tras acompañar a Fernando VII a Bayona y fracasar en un intento de fuga del monarca, regresa a Aragón y se pone al frente de la resistencia contra los franceses. El 25 de mayo de ese año, tras la presión popular y la inacción del capitán general Guillelmi, es proclamado gobernador de Zaragoza y capitán general de Aragón por las Cortes aragonesas, que reconocen su autoridad y le otorgan plenos poderes para organizar la defensa.
Así, Palafox movilizó a toda la sociedad aragonesa: reclutó voluntarios, organizó la defensa urbana, creó cuerpos de caballería y policía y logró el apoyo tanto de la nobleza como del clero y del pueblo llano. Su liderazgo carismático y su presencia constante en los frentes inspiraban confianza y moral entre los defensores.
Durante los dos asedios de Zaragoza (junio-agosto y diciembre 1808-febrero 1809), Palafox se convierte en el alma de la resistencia. Bajo su mando, la ciudad soporta condiciones extremas: bombardeos, combates casa por casa, epidemias y hambre. La defensa, aunque finalmente infructuosa ante la superioridad francesa y la devastación causada por el tifus, se convierte en un mito nacional y en ejemplo de tenacidad y sacrificio.
En los momentos finales del segundo sitio, gravemente enfermo, Palafox cede el mando a la Junta de Defensa, que capitula ante los franceses en febrero de 1809. Palafox es hecho prisionero y trasladado a Francia, donde permanece encarcelado hasta 1813.
Palafox. Sus últimos años
Tras su liberación, Palafox volvió a España y se le recibió como merecía, como un héroe. Fernando VII le concede el título de duque de Zaragoza y le nombra capitán general de Aragón. Sin embargo, su estrella política y militar declina pronto: aunque participa en la represión de los movimientos liberales, acaba marginado y envuelto en deudas y acusaciones de conspiración.
Murió en Madrid en 1847, en relativo olvido, aunque su figura fue recuperada como símbolo de la resistencia popular y del patriotismo español. Sus restos reposan hoy en la cripta de la Basílica del Pilar de Zaragoza.
Significado histórico
La figura de Palafox es objeto de admiración y crítica. Se le reconoce su capacidad de liderazgo, su entrega personal y su papel en la organización de la defensa de Zaragoza, pero también se han señalado errores estratégicos y limitaciones propias de una guerra de recursos desiguales. En cualquier caso, su nombre quedó unido para siempre a la epopeya de los Sitios de Zaragoza, símbolo de la resistencia civil y militar frente a la invasión extranjera y referente de la identidad aragonesa y española.
José de Rebolledo de Palafox y Melzi tiene, desde hoy, un lugar preferente no solo en la Basílica del Pilar, también entre nuestros Personajes y figuras. ¡Bienvenido, mi general!