Diálogo y prudencia
Quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere. Sebastián de Covarrubias
Aclaremos que Covarrubias no es, exactamente, el autor de este refrán, como veremos más adelante.
Sobre Diálogo y prudencia
Quien dice lo que quiere, oye lo que no quiere condensa una advertencia de largo alcance: la libertad de palabra no está exenta de consecuencias y el exceso de franqueza puede tornarse en retorno inesperado y desagradable. El refrán enfatiza la relación dialéctica entre el emisor y el receptor, sugiriendo que la palabra imprudente o falta de medida puede suscitar respuestas igualmente directas, indeseadas y tal vez hirientes.
Este proverbio reivindica la ética de la comunicación y el autocontrol verbal, elementos esenciales en la convivencia individual y social. No es una mera invitación a la censura propia, sino una llamada a la responsabilidad discursiva: conversar exige calcular el alcance de los actos de habla y anticipar, en lo posible, sus repercusiones.
Este apotegma, documentado en la literatura castellana desde los Siglos de Oro, aparece como entrada en el célebre Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias. No solo lo recoge y explica, sino que lo inscribe en la tradición sapiencial latina y castellana, donde el ingenio popular se encuentra con el arte de la prudencia. Como pieza del refranero moral, se asocia con la importancia de la mesura, la reciprocidad verbal y la inevitabilidad del conflicto dialógico cuando se infravaloran la cortesía y la reflexión.
A día de hoy, el refrán mantiene vigencia en el lenguaje coloquial y jurídico, así como en la pedagogía ética. Su aplicabilidad es notoria tanto en el espacio privado como en la esfera pública y mediática.
Sebastián de Covarrubias
Sebastián de Covarrubias (Toledo, 1539–1613) fue un polímata español, reconocido sobre todo por su labor como lexicógrafo, humanista y autor del primer gran diccionario etimológico del español.
Formado en filosofía, teología y derecho, ejerció diversos oficios eclesiásticos y se insertó en la vida intelectual de la Corte de Felipe II y Felipe III. Su obra magna, el Tesoro de la lengua castellana o española, constituye una fuente invaluable para la historia del idioma, la etimología y el folclore literario de España. En este corpus, Covarrubias no solo definió palabras, sino que coleccionó y glosó centenares de refranes y adagios, mostrando una sensibilidad especial por la cultura oral y por la ética popular cristalizada en dichos como el que aquí se comenta.
Su trabajo fue fundamental para la tradición lexicográfica y paremiológica española y sigue siendo referencia indispensable en filología y humanidades hispánicas.
NOTA. Si desea ampliar información le recomendamos la lectura de Sebastián de Covarrubias.