En el abecedario español, pocas letras despiertan tanta controversia fonética y cultural como la Z. La llamaremos aquí la ceceante, porque en buena parte de España se pronuncia con ese característico sonido interdental que la distingue de su prima americana, la S.
La ceceante. Origen y evolución
La Z tiene raíces latinas, pero su historia es aún más antigua: proviene del alfabeto griego, donde representaba el sonido /dz/. En el latín clásico fue eliminada por considerarse innecesaria, pero volvió en el latín tardío y acabó consolidándose en las lenguas romances. En español, su pronunciación ha evolucionado de formas muy distintas según el territorio.
¿Ceceo, seseo o distinción?
- En España peninsular, especialmente en el centro y norte, la Z se pronuncia como /θ/, el famoso sonido interdental que también se usa para la C cuando va seguida de E o I. Es el rasgo más distintivo del español europeo frente al latinoamericano.
- En Hispanoamérica, la Z se pronuncia como /s/, igual que la S. Este fenómeno se llama seseo y es la norma en casi todo el continente.
- En algunas zonas de Andalucía y Extremadura, existe el ceceo, donde incluso la S se pronuncia como /θ/, lo que genera una inversión curiosa.
La ciudad de la doble Z
Si hay una ciudad que lleva la Z con orgullo, es Zaragoza. No una, sino dos Zetas en su nombre, como si quisiera dejar claro que aquí la letra tiene presencia, fuerza y sonoridad. En la capital aragonesa (y en la ciudad mexicana de Heroica Puebla de Zaragoza), la Z no es solo una letra: es parte de la identidad, del acento, del carácter. Y aunque la pronunciación pueda variar, el nombre se mantiene firme como estandarte de la ceceante.
Personalidad lingüística
La Z es una letra con identidad dividida. En España, es símbolo de distinción fonética, casi una marca de origen. En América, es una letra que suena igual pero se escribe diferente, lo que la convierte en una especie de camaleón ortográfico.
Podríamos decir que la Z es una letra con complejo de nobleza: quiere sonar diferente, destacar, marcar territorio. Pero también es víctima de simplificaciones, fusiones y olvidos. En algunos dialectos, su sonido ha desaparecido por completo, absorbido por la S.
La ceceante. Curiosidades
- Es la última letra del abecedario, lo que le da un aire de epílogo o resumen.
- En español, no es muy frecuente, pero aparece en palabras clave como zapato, zona, azul o zarza.
- En la jerga juvenil, se usa para dar un toque moderno o rebelde: zorra, zumba, zapping.
- En algunos nombres propios, como Zaragoza, Zamora o Zaldívar, la Z marca territorio y tradición.
- No existe el sillón z en la RAE, nunca ha existido. Sí, en cambio, el Z, que actualmente lo ocupa José Luis Gómez.
Así, La Z es la ceceante con carácter: una letra que, según dónde se pronuncie, puede sonar como una brisa entre los dientes o como una serpiente sigilosa. Tiene historia, tiene polémica y tiene estilo. Y en el juego de los motes, se gana el suyo con orgullo.