Hay insultos que golpean como un martillo y otros que se deslizan como una bofetada con guante de lana. Samarugo pertenece a esta última categoría: no hace falta levantar la voz, basta con pronunciarlo y dejar que el aludido se ahogue en su propia torpeza. Porque si hay algo peor que ser tonto, es ser tonto con parsimonia. Y el samarugo lo es: lento, obtuso y convencido de que pensar despacio es pensar mejor. Pobrecico.
Insulto | Samarugo |
---|---|
Significado | Torpe, introvertido, todo un zote como Dios manda. Suele ir acompañado de mirada perdida y lentitud mental |
Etimología | Posible derivación popular del pez samaruc, pequeño, huidizo y de movimientos erráticos. En Aragón y Valencia, se asocia con alguien que no da pie con bola |
Usos comunes | No le pidas que te ayude, ese es un samarugo. / ¡Pero qué samarugo estás hecho, chiquillo! |
Curiosidades | En algunas zonas rurales, se usa con tono casi afectivo, como quien llama cenutrio a alguien con cariño. También se ha documentado en textos costumbristas del siglo XX como sinónimo de pánfilo con ínfulas |
En tiempos de ruido y postureo, el samarugo resiste como especie protegida: no destaca, no molesta, no razona. Solo está. Y eso, en ciertos círculos, ya es mérito. Así que la próxima vez que alguien le mire con cara de no me entero pero opino, (esto que tanto pasa en televisión) no pierda tiempo en explicaciones: sonría, incline la cabeza y susurre con elegancia… ¡samarugo!
El insulto certero y perfecto para quien ni siquiera nota que lo insultan.