María de Estrada fue una de las pocas mujeres que participaron activamente en la conquista de México.
Los orígenes inciertos de María de Estrada
Nacida probablemente en Sevilla hacia finales del siglo XV, María de Estrada pertenece a ese grupo de figuras cuya biografía se mueve entre la certeza documental y la bruma de la tradición.
No era noble ni poseía linaje destacado, lo que explica la escasez de registros sobre su infancia y juventud. Su vida adquiere relieve únicamente cuando cruza el Atlántico y se integra en las expediciones que marcarían el destino de la Nueva España.
Soldadera en la conquista
Su nombre aparece en las crónicas como el de una mujer que no se resignó al papel secundario reservado a las acompañantes.
En la Noche Triste y en la batalla de Otumba, María de Estrada combatió con espada y caballo, al lado de Hernán Cortés y sus hombres. Su participación no fue anecdótica: se la describe como una soldadera valiente, capaz de sostener la disciplina en momentos críticos y de infundir ánimo a los combatientes. En un mundo dominado por la épica masculina, su presencia fue una excepción que revela la diversidad de actores en la conquista.
Fundadora y encomendera
Tras la caída de Tenochtitlán, María de Estrada se asentó en la Nueva España. Contrajo matrimonio con Pedro Sánchez Farfán y recibió la encomienda de Tetela del Volcán, lo que la situó en la estructura colonial como beneficiaria de tierras y tributos. Más tarde, figura entre los fundadores de la ciudad de Puebla de Zaragoza, donde su nombre quedó vinculado a la consolidación urbana y social del virreinato.
Su vida se prolongó hasta mediados del siglo XVI, con testimonios que la sitúan en Puebla hacia 1548 o 1550.
Una figura entre sombras
La memoria de María de Estrada se fue desdibujando con el tiempo. Los cronistas oficiales privilegiaron los nombres de Cortés, Alvarado o Sandoval, relegando a las mujeres que también combatieron.
Sin embargo, su figura se ha recuperado como símbolo de la participación femenina en la conquista, un recordatorio de que la historia no se construyó únicamente con espadas masculinas.
María de Estrada. Significado histórico
La semblanza de María de Estrada nos habla de una mujer que desafió las convenciones de su época. Su vida encarna la tensión entre invisibilidad y protagonismo: invisible en los relatos oficiales, protagonista en los hechos que marcaron el destino de un continente.
Su nombre, aunque apenas conocido, se inscribe en la genealogía de las mujeres que, desde la acción directa, dejaron su impronta en la historia de España y América.




