¿Qué fue la Jornada del Brasil?
La Jornada del Brasil, también conocida como la recuperación de Bahía, fue una de las operaciones militares más ambiciosas y decisivas de la Monarquía Hispánica en el siglo XVII. Este episodio (marzo a mayo de 1625), marcó un hito en la pugna entre España y las Provincias Unidas de los Países Bajos por el control de las rutas y riquezas atlánticas y tuvo consecuencias políticas, militares y culturales tanto en Europa como en América.
La Jornada del Brasil. Contexto histórico
A comienzos del siglo XVII, la ciudad de Salvador de Bahía era la capital del Brasil portugués y un enclave estratégico para el comercio atlántico, especialmente en el tráfico de azúcar. En 1624, una poderosa flota de la Compañía Neerlandesa de las Indias Occidentales, bajo el mando de Jacob Willekens, capturó la ciudad tras un asalto sorpresivo. Esta acción se enmarcaba en el reinicio de las hostilidades tras la Tregua de los Doce Años entre España y los Países Bajos y buscaba debilitar la posición luso-española en América y controlar el comercio azucarero.
La ocupación holandesa supuso un duro golpe para la Monarquía Hispánica, que entonces gobernaba tanto España como Portugal bajo Felipe IV. La pérdida de Salvador amenazaba la estabilidad de las posesiones portuguesas y la credibilidad de la corona en el escenario internacional. La reacción debía ser rápida y contundente, a pesar de que la monarquía tenía frentes abiertos en Europa, Asia y América.
¿Por qué se llamó La Jornada del Brasil? Era un nombre descriptivo de una operación estratégica para reafirmar el control ibérico en América. El término jornada aludía a la campaña o empresa militar, mientras que del Brasil se refería al territorio objetivo: la colonia portuguesa de Brasil.
Preparativos y logística de la expedición
La respuesta fue sin precedentes: se organizó una gran armada combinada, la mayor que hasta entonces había cruzado el Atlántico. La flota, bajo el mando del almirante Don Fadrique Álvarez de Toledo, se formó con naves y tropas de Castilla, Portugal, Nápoles y otras regiones bajo dominio hispánico. En total, participaron más de 50 navíos y unos 12.500 hombres, incluyendo infantería de los Tercios, marinería y artillería pesada.
La operación conllevó enormes desafíos logísticos: coordinar la salida de escuadras desde Lisboa y Cádiz, el encuentro en Cabo Verde, el cruce del Atlántico y el mantenimiento de una fuerza tan numerosa lejos de las bases habituales. La magnitud del esfuerzo refleja la importancia que la Monarquía otorgaba a la recuperación de Salvador.
El asedio y la recuperación de Salvador
A finales de marzo de 1625, la flota hispano-portuguesa llegó a las costas brasileñas y bloqueó la ciudad. El asedio se prolongó durante un mes, con intensos combates y un despliegue de artillería naval y terrestre. Las fuerzas holandesas, aunque bien atrincheradas, se vieron superadas por la presión militar y la falta de refuerzos. Finalmente, el 1 de mayo de 1625, los holandeses capitularon, entregando la ciudad y sus fortificaciones y se restableció el dominio luso-español sobre la capital brasileña.
La victoria fue un gran éxito militar y propagandístico. La recuperación de Bahía se consideró más compleja y emblemática que la toma de Breda y se inmortalizó en la pintura y la literatura de la época, destacando el famoso cuadro de Juan Bautista Maíno para el Salón de Reinos del Palacio del Buen Retiro.
La Jornada del Brasil. Repercusiones
La Jornada del Brasil tuvo un impacto inmediato en el equilibrio de poder atlántico. La expulsión de los holandeses de Bahía reafirmó la hegemonía hispano-portuguesa en el continente americano y supuso un golpe para las aspiraciones neerlandesas. Sin embargo, la guerra continuó: meses después, una nueva flota holandesa intentó recuperar la plaza, pero desistió al encontrar la ciudad bien defendida.
En Europa, la victoria se utilizó por la Monarquía Hispánica como símbolo de su capacidad militar y de la legitimidad de su dominio ultramarino. El año 1625 fue considerado un annus mirabilis para España, que también logró éxitos en Breda, Cádiz y San Juan de Puerto Rico.
En el plano cultural, la imagen de Salvador de Bahía como bastión heroico fue promovida en pinturas, crónicas y obras teatrales, consolidando su lugar en la memoria histórica (esta de verdad) de España y Portugal.
La Jornada del Brasil fue mucho más que una operación militar: una demostración de poder logístico, una respuesta política a una crisis internacional y un episodio clave en la construcción de la identidad imperial hispano-portuguesa en el Atlántico.