Entre lo asqueroso y lo despectivo se encuentra la bahorrina, un término curioso que vamos a analizar. Aunque, si combinamos ambos conceptos, podríamos pensar en el PSOE criminal y su curiosa máquina del fango, hoy los dejamos estar y nos centramos en el aspecto lingüístico.
Bahorrina. Etimología y evolución histórica
Su origen se vincula a una raíz onomatopéyica, baf-, asociada al sonido de líquidos al moverse, combinada con términos como urina (una forma alternativa o más antigua de decir orina). Otras teorías la relacionan con el antiguo vocablo bafar, que significaba baladronear o actuar con arrogancia, y bahúno, arcaísmo para describir a alguien ruin. El primer registro escrito aparece en una traducción del siglo XVI de la Escala espiritual, donde ya se menciona como un término de difícil comprensión, lo que sugiere su carácter periférico incluso en épocas tempranas.
Significado y matices semánticos
El diccionario oficial utiliza tres acepciones para la definición de bahorrina. Son:
- Suciedad (cosa que ensucia).
- Conjunto de muchas cosas asquerosas mezcladas con agua sucia.
- Conjunto de gente soez y ruin.
La palabra bahorrina presenta, pues, una dualidad semántica. Por un lado, designa una mezcla de aguas sucias con desechos orgánicos, como basura o excrementos. Por otro, en su acepción figurada, se refiere a un conjunto de personas o elementos considerados despreciables o ruines. La Real Academia Española la cataloga como de uso poco frecuente, aunque persiste en registros literarios y dialectales, especialmente en contextos donde se busca un tono expresivo o arcaizante.
Bahorrina. Usos
Geográficamente, su empleo se concentra en zonas rurales de Castilla, León y Aragón, aunque en retroceso frente a sinónimos más comunes como porquería o gentuza. En América prácticamente ha desaparecido, salvo en textos académicos o literarios que rescatan arcaísmos. En el lenguaje actual, destaca su uso en columnas de opinión para criticar grupos políticos o sociales, así como en narrativa histórica que recrea ambientes de los Siglos de Oro.
Curiosidades y ejemplos de aplicación
Quevedo empleó la palabra en Las necedades y locuras de Orlando para satirizar la corrupción, mientras que autores modernos como Arturo Pérez-Reverte la recuperan en novelas ambientadas en el pasado.
Ejemplos de usos contemporáneos: Tras la riada, las calles quedaron convertidas en una bahorrina de lodo y plásticos, ilustrando su sentido material y La bahorrina de trols en redes arruinó el debate. Ambas reflejan su adaptación actual y a los contextos digitales.
Bahorrina. Razones de su declive y revitalización minoritaria
El desuso progresivo se debe a la competencia de términos más neutros y a sus connotaciones extremas, asociadas a lo repulsivo. No obstante, experimenta un resurgir en círculos específicos: divulgadores lingüísticos la promocionan como insulto creativo en redes sociales y algunos periodistas la incorporan para añadir originalidad a sus críticas. Esta revitalización, aunque marginal, demuestra cómo el español preserva vocablos que, pese a su obsolescencia práctica, enriquecen el registro expresivo. También hablarydecir colabora, por supuesto, con nuestras secciones Extrañas palabras y Rescatando palabras olvidadas.
NOTA 1. Hay gente soez, asquerosa y repugnante que se reúne en las altas esferas para hacernos comer cosas repugnantes como gusanos e insectos. Son los de la globalización y los colorines: bahorrina.
NOTA 2. Además de esta entrada, incorporamos bahorrina al correspondiente artículo de nuestra sección de Insultos certeros, que se nos había escapado entre tanta suciedad (iba a poner psoesuciedad...)
NOTA 3. Perdón por la foto, sé que es muy bahorrina.