Texto íntegro de El esposo complaciente, del Marqués de Sade
Toda Francia se enteró de que el príncipe de Bauffremont tenía, poco más o menos, los mismos gustos que el cardenal del que acabamos de hablar. Le habían dado en matrimonio a una damisela totalmente inexperta a la que, siguiendo la costumbre, habían instruido tan solo la víspera.
—Sin mayores explicaciones —le dice su madre— como la decencia me impide entrar en ciertos detalles, sólo tengo una cosa que recomendarte, hija mía: desconfía de las primeras proposiciones que te haga tu marido y contéstale con firmeza: «No, señor, no es por ahí por donde se toma a una mujer decente; por cualquier otro sitio que te guste, pero por ahí de ninguna manera….»
Se acuestan y por un prurito de pudor y de honestidad que no se hubiera sospechado ni por asomo, el príncipe, queriendo hacer las cosas como Dios manda al menos por una vez, no propone a su mujer más que los castos placeres del himeneo; pero la joven, bien educada, se acuerda de la lección:
—¿Por quién me tomas, señor? —le dice—. ¿Te has creído que yo iba a consentir algo semejante? Por cualquier otro sitio que te guste, pero por ahí de ninguna manera.
—Pero, señora…
—No, señor, por más que insistas nunca accederé a eso.
—Bien, señora, habrá que complacerte —contesta el príncipe apoderándose de su altar predilecto—. Mucho me molestaría que dijeran que quise disgustarte alguna vez.
Y que vengan a decirnos ahora a nosotros que no merece la pena enseñar a las hijas lo que un día tendrán que hacer con sus maridos.
Sobre El esposo complaciente
Es uno de los relatos breves del Marqués de Sade, incluido dentro de su colección de cuentos y fábulas escritas en prisión. En este relato, Sade despliega su característico estilo irónico y satírico, utilizando el erotismo como vehículo para criticar la hipocresía y los dobles estándares de la sociedad de su época.
El relato destaca por su tono burlesco y su uso del doble sentido, elementos que Sade emplea para exponer la absurda moralidad de la sociedad francesa del siglo XVIII y para ridiculizar la represión sexual y la falsa virtud, mostrando cómo las convenciones sociales pueden llevar a situaciones absurdas y contradictorias. La obra, aunque breve, es representativa de la crítica sadiana a la hipocresía de la moral burguesa y religiosa, así como de su defensa de una libertad sexual sin restricciones.
Aunque su contenido puede resultar chocante para algunos lectores, es precisamente esa capacidad de incomodar y de poner en evidencia las contradicciones sociales lo que le otorga valor literario e histórico.
El esposo complaciente lo escribió probablemente durante el encarcelamiento de Sade en la Bastilla (1784-1789), pero fue publicado póstumamente como parte de sus obras completas. Se desconoce cuándo fue su primera aparición impresa en el siglo XVIII o XIX, aunque circuló en manuscritos antes de integrar compilaciones modernas. A partir de ahora está circulando en los Microrrelatos de hablarydecir.
Sobre el Marqués de Sade
El aristócrata francés Donatien Alphonse François de Sade (1740-1814), autor de El esposo complaciente, fue un escritor y filósofo que dio nombre al término sadismo por las descripciones de crueldad y dominio en sus obras, donde asociaba el placer con el sufrimiento ajeno. Educado en un ambiente libertino bajo la influencia de su tío abate, combinó una carrera militar temprana con una vida de escándalos sexuales que lo llevaron a prisiones como Vincennes y la Bastilla.
Durante sus encarcelamientos escribió obras transgresoras como Justine o los infortunios de la virtud (crítica a la moral religiosa) y Los 120 días de Sodoma (retrato extremo del libertinaje). Perseguido tanto por el Antiguo Régimen como por el gobierno revolucionario, pasó sus últimos años en un manicomio, donde continuó escribiendo hasta su muerte. Su legado, marcado por el ateísmo y la defensa del individualismo radical, lo consagró como símbolo de la literatura prohibida y la libertad transgresora.
François de Sade falleció en Charenton (Francia), el 2 de diciembre de 1814, a los 74 años de edad.