Se incorpora hoy, con todos los honores, a nuestra sección de Polímatas, un grande de la época visigoda en Hispania, San Isidoro de Sevilla. Nacido en Sevilla alrededor del año 560, fue una de las figuras intelectuales más sobresalientes de la Hispania visigoda. Ocupó el arzobispado de Sevilla durante más de tres décadas y su vida estuvo marcada por una incesante actividad intelectual, religiosa y política en un periodo de transición entre la Antigüedad tardía y la consolidación del mundo medieval.
San Isidoro de Sevilla. Sus inicios
Su familia, de origen hispanorromano, estaba vinculada a la política y la Iglesia: su padre fue funcionario de la corte visigoda y sus hermanos alcanzaron relevancia eclesiástica, destacando Leandro como predecesor en la sede sevillana. Quedó huérfano en su infancia, siendo educado por su hermano Leandro.
Leandro, como obispo y tutor, le proporcionó acceso a la biblioteca episcopal, que tenía obras de autores clásicos, padres de la Iglesia y juristas romanos. Su formación intelectual se consolidó bajo el sistema educativo establecido en el II Concilio de Toledo, que regulaba la instrucción clerical. Isidoro no solo asimiló el saber clásico y cristiano, sino que desarrolló una metodología enciclopédica, como demuestra en sus Etimologías, donde sintetiza conocimientos desde astronomía hasta gramática. Esta obra refleja su acceso a fuentes griegas, latinas y patrísticas, posible gracias a la biblioteca que su hermano Leandro había organizado y que él amplió.
En el ámbito familiar, su linaje ejerció influencia política y religiosa: participaron activamente en la conversión de los visigodos del arrianismo al catolicismo, proceso que Isidoro culminó como obispo. Su elección para la sede sevillana en 599 y su posterior liderazgo en concilios como el IV de Toledo (633) evidencian cómo su formación temprana y entorno familiar condicionaron su trayectoria como unificador cultural y religioso del reino visigodo
¿Por qué fue polímata?
Su saber abarcó prácticamente todas las áreas del conocimiento de su tiempo. No solo fue teólogo y obispo, sino también escritor, filósofo, historiador, musicólogo y estudioso de las ciencias naturales, la geografía, la gramática, el derecho y la literatura. Su formación fue excepcional: estudió latín, griego y hebreo en la escuela catedralicia de Sevilla, y pronto se distinguió por su capacidad oratoria y su memoria, cualidades que le permitieron acceder y sintetizar una vasta herencia cultural grecorromana y cristiana.
San Isidoro. Sus aportaciones
Una de sus mayores aportaciones a la sociedad fue la obra Etimologías, la monumental enciclopedia que recogió y sistematizó todo el saber disponible en su época. Este compendio no solo preservó el conocimiento de la Antigüedad clásica y cristiana, sino que se convirtió en la principal fuente de consulta y enseñanza en Europa durante la Edad Media, hasta la llegada de la ciencia árabe. En ella, Isidoro abordó temas tan diversos como la teología, la historia, la gramática, la cosmología, las ciencias naturales, la medicina, la geografía, el arte y el derecho, mostrando una visión enciclopédica y una metodología de recopilación y clasificación inéditas para su tiempo.
En el ámbito de la educación, impulsó la formación obligatoria para todos los obispos del reino, contribuyendo así a la conservación y transmisión del saber en una época de crisis cultural. Defendió el desarrollo de las artes liberales y sentó las bases para la organización de las escuelas catedralicias, que serían el germen de las futuras universidades europeas.
Su interés por la geografía y la cartografía se refleja en la influencia que ejerció sobre el diseño del mapa T en O, una representación simbólica del mundo que perduró durante siglos en la cartografía medieval. Además, su obra incluye numerosas referencias a la historia natural y la cosmología, lo que le valió ser considerado patrono de topógrafos, geodestas y, en tiempos modernos, incluso de la informática y la estadística, debido a su labor de recopilación y clasificación de datos.
Otras actividades
La actividad de Isidoro no se limitó al ámbito intelectual. Participó activamente en los grandes concilios de su tiempo, como el II Concilio de Sevilla y el IV de Toledo, donde se debatieron cuestiones fundamentales para la doctrina y la organización de la Iglesia visigoda. Completó el misal y el breviario mozárabes, consolidando la liturgia hispánica, y contribuyó a que Sevilla se convirtiera en la capital cultural del reino visigodo.
Corolario
Por tanto, Isidoro de Sevilla fue un polímata en el sentido más pleno del término. Su vida y obra representan la síntesis y la transmisión del saber antiguo al mundo medieval y su legado perdura como uno de los pilares de la cultura occidental. Fue canonizado y declarado Doctor de la Iglesia y su influencia se reconoce tanto en el ámbito religioso como en el intelectual y científico de la Europa posterior.
San Isidoro falleció en Sevilla en el año 636, aproximadamente a los 76 años de edad.