Abū Bakr Muhammad ibn Yahya ibn al-Sā’igh ibn Bayyah, conocido en al-Ándalus como Ibn Bayyah y en Europa como Avempace, nació hacia 1085–1095 en Saraqusta, hoy Zaragoza y entonces capital de una taifa independiente.
Su vida y obra se desarrollaron entre Zaragoza, Sevilla y Fez, en un itinerario marcado por la erudición, la persecución y la búsqueda de perfección intelectual. Murió en 1139 en Fez, probablemente envenenado, tras décadas de actividad filosófica, científica y política.
Avempace en la corte almorávide
Avempace nació en el seno de una familia de artesanos especializados en metales nobles. Desde joven destacó por su formación coránica, su dominio del árabe clásico y su precoz talento poético.
En 1110 fue nombrado visir por Ibn Tifilwit, gobernador almorávide de Zaragoza, cargo que desempeñó hasta 1113. Durante este periodo sufrió dos encarcelamientos: uno por traición y otro por herejía, debido a sus posiciones filosóficas aristotélicas, que incomodaban a sectores religiosos. Tras la conquista cristiana de Zaragoza en 1118, se exilió en el Magreb, donde continuó su labor intelectual hasta su muerte.
Avempace polímata
La amplitud de saberes que Avempace abordó lo convierte en uno de los grandes polímatas de al-Ándalus. Su obra, aunque fragmentaria, abarca los siguientes campos:
- Filosofía. Fue el primer gran filósofo andalusí. Su tratado Régimen del solitario propone una ética del sabio aislado que busca la unión con el Intelecto en acto. Influyó en Averroes y en pensadores latinos como San Alberto Magno.
- Astronomía y física. Desarrolló ideas sobre el movimiento que anticipan nociones medievales posteriores. Su interés por los cuerpos celestes se vincula a su visión metafísica del orden natural.
- Botánica. Escribió el Kitāb al-Nabāt (Libro de las plantas), donde definió el sexo vegetal, adelantándose a observaciones modernas.
- Medicina. Practicó y escribió sobre medicina y farmacia, aunque muchas de sus obras quedaron incompletas por su muerte prematura.
- Música y poesía. Compuso versos y tratados musicales. Se le atribuye la creación del zéjel, forma poética que influiría en la lírica posterior.
- Matemáticas y lógica. Aunque menos documentadas, sus incursiones en lógica y cálculo se vinculan a su formación filosófica y científica.
- Política. Su papel como visir y su reflexión sobre el sabio en la sociedad lo convierten en pensador político, aunque no sistemático.
¿Por qué lo consideramos polímata?
Avempace no solo cultivó múltiples disciplinas, sino que lo hizo con rigor, originalidad y vocación de síntesis. Su pensamiento no se limita a la acumulación de saberes, sino que busca la perfección humana a través del conocimiento.
Esta aspiración, expresada en su filosofía del sabio solitario, articula sus intereses científicos, médicos, musicales y poéticos. Su figura encarna el ideal del sabio total, en tránsito entre mundos, lenguas y saberes.