Proviene del árabe hispánico sarráq attín, lo que literalmente significa ‘ladrón de higos’.
Un cerracatín es un tacaño, el que escatima en el gasto. Y también podemos llamarle amarrete, agarrado, mezquino, pinche (en Costa Rica, El Salvador, México y Nicaragua), coño (en Ecuador y Chile), hambriento (en Ecuador) o piche (en El Salvador).
Así pues, a algunos podremos llamarles muchas cosas, pero cerracatín, no, al menos con dinero ajeno.