Dormirse en los laureles es una expresión muy arraigada en la lengua española que advierte sobre el peligro de caer en la complacencia tras alcanzar el éxito. Pero ¿qué más sabemos sobre este dicho?
Dormirse en los laureles. Orígenes
El dicho dormirse en los laureles tiene sus raíces en la antigüedad clásica, vinculado a prácticas culturales de Grecia y Roma donde el laurel simbolizaba victoria y reconocimiento. En los juegos deportivos como los Olímpicos y los Píticos de Delfos, los triunfadores recibían coronas de laurel como premio, una tradición que Roma adoptó para honrar a emperadores, generales y poetas. La expresión surge metafóricamente de la idea de que quienes descansaban en esos logros, representados por el laurel, dejaban de esforzarse, asociándose así a la complacencia tras el éxito.
Etimología y significado
El término laurel proviene del latín laurus, y la locución evolucionó en español a partir de referencias medievales donde ya se usaba con el sentido actual, aunque con variantes como dormirse en los loureles. En el siglo XVIII, la frase se consolidó en la literatura para criticar a artistas o escritores que, tras alcanzar fama, reducían su productividad.
El significado actual del dicho es una advertencia contra la inactividad tras el triunfo, destacando el riesgo de estancamiento. Se aplica en contextos laborales, académicos o personales para señalar a quienes priorizan la comodidad sobre nuevos objetivos. Culturalmente, el laurel mantiene su simbolismo: en mitología griega, Apolo adoptó el árbol tras la transformación de Dafne, un episodio que reforzó su asociación con la gloria perdurable.
El diccionario oficial de la RAE, define la expresión como Descuidarse o abandonarse en la actividad emprendida, confiando en los éxitos que ha logrado.
El laurel
Curiosamente, aunque el laurel originalmente denotaba honor, la expresión adquirió un matiz negativo al vincularse con la pasividad. En México y otros países hispanohablantes, se emplea con frecuencia en el lenguaje coloquial, a menudo como consejo preventivo: no te duermas en tus laureles. Su presencia en medios y literatura refleja una crítica social hacia la autocomplacencia, especialmente relevante en entornos competitivos donde la innovación es clave.
La evolución del dicho ilustra cómo símbolos de prestigio pueden transformarse en metáforas de advertencia, manteniendo vigencia a través de siglos al adaptarse a nuevos contextos culturales.
NOTA. La imagen que ilustra esta entrada proviene y ha sido extraída de Radio House.