El arropiero es el apodo con el que se conoció a Manuel Delgado Villegas, uno de los asesinos en serie más notorios de la historia criminal española. Su figura ha sido objeto de análisis desde múltiples perspectivas: policial, psiquiátrica, social y mediática.
El arropiero. Contexto y apodo
Manuel Delgado Villegas nació en Sevilla en 1943. Su apodo proviene de la profesión ambulante de su padre, que vendía arrope por los pueblos andaluces. La infancia de Delgado Villegas la marcó la pobreza, la inestabilidad familiar y la marginalidad.
Trayectoria
Fue detenido en 1971 y, durante los interrogatorios, confesó haber cometido más de 40 asesinatos entre 1964 y 1971, aunque solo se probaron judicialmente siete. Cometió sus crímenes en diferentes puntos de España (Andalucía, Cataluña, Comunidad Valenciana, Madrid) y también en Francia e Italia, lo que lo convierte en un asesino itinerante y difícil de rastrear.
El arropiero no seguía un patrón en sus crímenes: sus víctimas eran hombres y mujeres, jóvenes y ancianos y los móviles variaban desde impulsos sexuales hasta discusiones o simples arrebatos de violencia. Su modus operandi también variaba, aunque solía emplear la fuerza física o armas blancas.
Perfil psicológico y psiquiátrico
Uno de los aspectos más estudiados de Delgado Villegas es su perfil psiquiátrico. Fue diagnosticado con esquizofrenia paranoide y, tras su detención, fue internado en hospitales psiquiátricos en lugar de ser juzgado penalmente, ya que se le consideró inimputable. Su historia sirvió para debatir la relación entre enfermedad mental y criminalidad, así como las carencias del sistema de salud y justicia en la España de la época.
Confesiones e investigación policial
La detención de El arropiero supuso un hito en la criminología española. La policía, sorprendida por la magnitud de sus confesiones y la frialdad con la que relataba los hechos, lo trasladó por toda la geografía nacional para reconstruir los crímenes. El caso tuvo una enorme repercusión mediática, convirtiéndose en uno de los primeros asesinos en serie ampliamente cubiertos por la prensa.
Aunque Delgado Villegas confesó más de 40 asesinatos, muchos investigadores y periodistas han puesto en duda la veracidad de todas sus declaraciones. La falta de pruebas en muchos casos, la presión policial y su estado mental han llevado a pensar que pudo atribuirse crímenes que no cometió, o que algunos de sus relatos eran fruto de su enfermedad.
Repercusión social
El arropiero falleció en 1998, tras más de 25 años internado. Su caso abrió debates sobre inimputabilidad penal, tratamiento de los enfermos mentales peligrosos y cobertura mediática de los crímenes. Se le recuerda como uno de los mayores asesinos en serie de España, aunque su figura sigue envuelta en controversia y misterio.
Su historia inspiró libros, documentales y reportajes. La fascinación por su figura radica tanto en la brutalidad de sus crímenes como en el enigma de su personalidad y la época en la que vivió, marcada por la transición social y política en España.
El arropiero, al que le condenamos eternamente a nuestra sección Criminales y otros delincuentes, es un caso paradigmático en la historia criminal española: un asesino en serie cuya vida y crímenes reflejan la complejidad de la marginalidad, la enfermedad mental y las limitaciones de la justicia y la psiquiatría de su tiempo.