Mis primeros recuerdos de esta palabra están ligados a una marca de tabaco que, en mi tierna infancia a finales de los años sesenta, estaba bastante de moda entre los jóvenes. Y conste que yo solo la compraba para mis tíos, no para mí, por supuesto…
Fetén. Se acabó con el tabaco
Es uno de esos vocablos que, aunque suene a otra época, tiene una energía y una musicalidad que la hacen digna de rescate. Su significado, su historia y su uso coloquial en el español de España la convierten en una joya léxica que merece volver a brillar.
Origen y etimología
Proviene del caló, el habla de la comunidad gitana española. Concretamente, deriva de fetér o feté, que significa lo mejo. Algunas teorías sugieren influencias del árabe (fatín: encantador, bello) o incluso del hebreo, aunque la hipótesis más aceptada es la del caló.
La Real Academia Española la recoge desde 1932, cuando apareció en la obra Usted tiene ojos de mujer fatal, de Jardiel Poncela. Su uso se popularizó especialmente en la primera mitad del siglo XX y durante la Guerra Civil española, donde servía para calificar algo como excelente o auténtico.
Significado y usos
- Bueno, estupendo, excelente: La comida estaba fetén.
- Auténtico, verdadero. Este billete es fetén.
- Como adverbio, equivale a muy bien: Lo pasamos fetén en la fiesta.
En el habla popular, también llegó a usarse como piropo para referirse a personas atractivas o como sinónimo de buen partido.
Ejemplos de uso
- Ese chico es fetén (es un buen tipo, excelente persona).
- La reunión salió fetén (salió muy bien).
- Este reloj es fetén, auténtico.
¿Por qué rescatar a fetén?
El rescate de palabras en desuso enriquece el idioma y nos conecta con la historia y la cultura popular. Fetén aporta un matiz positivo, castizo y expresivo, difícil de igualar con sinónimos más neutros. Su brevedad y sonoridad la hacen perfecta para conversaciones informales, literatura nostálgica o incluso para dotar de personalidad a textos contemporáneos.
Como señalan lingüistas y filólogos, es una voz moribunda, pero exclusiva y carismática, que merece ser usada también en Hispanoamérica, no solo en España.
Así, fetén es mucho más que una palabra: es un guiño a la tradición, a la alegría de vivir y a la expresividad del español. Rescatarla es un acto de amor al idioma, una forma de mantener viva la riqueza de nuestro léxico y de darle un toque especial a nuestras conversaciones cotidianas.
Todo saldrá fetén, fetén —y con razón, porque pocas palabras transmiten tanto en tan poco espacio.