El propósito de la guerra es la paz y la seguridad del bien común. Pero no puede haber seguridad para el bien común si sus enemigos no son disuadidos de la injusticia por temor a la guerra. Francisco de Vitoria.
Guerra justa
Esta sentencia sobre los principios de la guerra justa, que incorporamos a nuestras Citas, sintetiza uno de los rasgos más sobresalientes del pensamiento de Francisco de Vitoria, reflejando su preocupación por la legitimidad, la autoridad y la búsqueda del bien común como fundamentos esenciales para todo conflicto armado.
Vitoria plantea que la finalidad del conflicto armado no es la destrucción o dominación, sino la restauración de la paz y la protección colectiva. Solo bajo circunstancias estrictas —como la defensa ante una agresión injusta o la restauración del derecho violado— puede justificarse el uso de la fuerza. Así, introduce la noción de que la guerra debe estar al servicio de la humanidad y del bien común, anticipando principios que serían la base del derecho internacional moderno.
Vitoria expone que para que la paz se mantenga, es necesario que quienes amenazan el orden y la justicia sientan el peso disuasorio de la posible respuesta; es decir, la justicia y la seguridad general requieren, en última instancia, que haya un mecanismo creíble de defensa ante la injusticia. Pero ese uso de la fuerza debe estar sujeto a límites éticos, jurídicos y racionales. Su planteamiento supera el pragmatismo político y propone una visión ética: la guerra solo es legítima si protege la dignidad humana y el orden justo, jamás por ambición o venganza.
Sobre De iure belli
En De iure belli, Vitoria niega la legitimidad de la conquista basada en argumentos religiosos o de supremacía, defendiendo que los pueblos, incluidos los indígenas del Nuevo Mundo, tienen derechos naturales y solo en situaciones muy definidas—como impedir el comercio lícito o la predicación del evangelio— podría considerarse justificable la intervención.
La obra supuso un avance crucial al situar la ley natural y los derechos humanos universales por encima del poder político o religioso.
La doctrina establecida en De iure belli tendría una influencia profunda y duradera, anticipando principios del derecho internacional y de los derechos humanos que todavía hoy se consideran fundamentales.
¿Quién fue Francisco de Vitoria?
Francisco de Vitoria (Burgos, 1483 – Salamanca, 1546) fue un dominico, teólogo, jurista y uno de los grandes humanistas renacentistas españoles. Tras ingresar en la Orden de Predicadores y estudiar en París durante 15 años, donde también enseñó, regresó a España, convirtiéndose en catedrático de Teología en la prestigiosa Universidad de Salamanca, donde renovó la docencia universitaria e impulsó la llamada Escuela de Salamanca, auténtico núcleo intelectual europeo en cuestiones éticas, jurídicas y teológicas de su tiempo.
Vitoria dotó a la universidad española de un nuevo vigor intelectual, integrando el pensamiento de Tomás de Aquino y reorientando el estudio de la teología y el derecho hacia temas contemporáneos, como la moral de la conquista de América, el trato a los indígenas, la soberanía, la guerra y la legitimidad del poder. Sus ideas no siempre fueron recogidas en textos directamente escritos por él, sino que muchos de sus legados nos han llegado a través de las notas de sus discípulos y las denominadas relecciones.
Su influencia fue decisiva en Europa, al sentar las bases modernas del derecho internacional y la doctrina de los derechos humanos, poniendo el énfasis en la dignidad moral y la justicia como fundamentos de todo orden social.
Con enfoque humanista, Francisco de Vitoria y su visión sobre la guerra justa, sigue considerándose hoy precursor en el debate ético sobre la convivencia internacional y la legitimidad de las acciones del Estado.