Texto íntegro de La amante, microrrelato de Hernán Rivera Letelier
Después de hacer el amor, el hombre enciende un cigarrillo y apoya la cabeza dulcemente en su hombro. Como ensimismado, en los reflejos de luz de la gran lámpara de cristal, comienza a hablarle, ronroneante, de lo feliz que es con ella (y de lo desdichado que fue, en cambio, en sus veinte años de matrimonio). ‘Ah, si solo hubiera sabido de ti antes‘, le dice amoroso. Y la abraza y la besa largamente. En el abrazo la toca sin querer con el cigarrillo y, en un fuuuuuu lánguido, penoso, conmovedor, su recién adquirida amante comienza estrafalariamente a desinflarse.
Sobre La amante
Es una pieza de precisión narrativa que condensa el universo de la ironía, la melancolía y el absurdo. Rivera Letelier construye la escena sobre un tópico clásico —el encuentro amoroso clandestino y la confesión sentimental tras el acto— para, en el desenlace, subvertir cualquier expectativa realista y sumergir al lector en un territorio inesperado: la amante se desinfla. Este giro final, tan abrupto como sutilmente preparado, revela la maestría del autor en el manejo de la elipsis y el doble sentido.
El relato se sostiene sobre una prosa contenida donde cada imagen —la lámpara de cristal, el cigarrillo, el abrazo— cumple una función simbólica. La lámpara, reflejando la luz, parece anticipar la revelación; el cigarrillo, instrumento del placer y del descuido, se convierte en el detonante de la catástrofe. El fuuuuuu lánguido, penoso, conmovedor con el que la amante se desinfla no solo es una onomatopeya eficaz, sino también una metáfora de la fugacidad del deseo y de la artificialidad de ciertas pasiones.
Más allá del humor negro y la sorpresa, el microrrelato plantea una reflexión sobre la autenticidad de las relaciones y la tendencia a idealizar lo prohibido. El protagonista, que se lamenta por no haber conocido antes a su amante, queda enfrentado a la nada, a la evidencia de que su felicidad era, en el fondo, tan irreal como una figura inflable.
Sobre Hernán Rivera Letelier
Es una de las voces más singulares de la literatura chilena contemporánea. Nacido en 1950 en el norte de Chile, su vida estuvo marcada desde la infancia por el paisaje áspero y luminoso de las salitreras, un entorno que ha impregnado casi toda su obra. Antes de dedicarse a la escritura, Rivera Letelier fue obrero, minero y vendedor ambulante; esa experiencia vital, lejos de la academia y de los círculos literarios tradicionales, le ha permitido construir una narrativa genuina, poblada de personajes humildes, escenarios polvorientos y un humor tan seco como el desierto que lo vio crecer.
Su literatura se caracteriza por una mirada compasiva y, a la vez, irónica sobre la condición humana. Rivera ha sabido combinar la memoria de la pampa salitrera con una imaginación desbordante, capaz de transformar lo cotidiano en prodigio y lo trágico en farsa. Su prosa, plástica y musical, alterna el realismo crudo con destellos de lirismo y elementos fantásticos.
Rivera Letelier es, ante todo, un narrador: su literatura surge de la oralidad, del anecdotario popular y del deseo de rescatar la memoria de un mundo en extinción. En cada página, late la voz de un escritor que ha hecho del desierto y de la marginalidad un territorio universal, y que, con humor y melancolía, explora los misterios y paradojas de la existencia humana.
Bienvenido, Hernán Rivera, su obra ya está entre los microrrelatos seleccionados por hablarydecir.