¿Por qué el archipiélago canario es español? ¿Desde cuándo? Vamos a intentar desgranarlo, someramente pero con pulcritud.
La conquista de Canarias. Bases
La incorporación del archipiélago canario a la Corona de Castilla entre 1402 y 1496 constituye un capítulo complejo, marcado por la resistencia aborigen y los intereses expansionistas europeos. Este proceso, que se extendió casi un siglo, combinó estrategias militares, alianzas políticas y conflictos internos entre los conquistadores.
Etapas y actores clave
La conquista se divide en dos fases claramente diferenciadas. La primera (1402-1476), conocida como etapa de señorío, estuvo liderada por nobles europeos —principalmente normandos y castellanos— que sometieron las islas de Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y La Gomera. Jean de Béthencourt y Gadifer de La Salle iniciaron esta etapa bajo el auspicio de Enrique III de Castilla, aunque los conflictos entre ambos y las revueltas aborígenes ralentizaron el proceso.
La segunda fase (1478-1496), denominada etapa realenga, fue dirigida directamente por los Reyes Católicos. Centrada en Gran Canaria, La Palma y Tenerife, implicó una mayor inversión militar y logística. Alonso Fernández de Lugo emergió como figura central: tras participar en la toma de Gran Canaria (1478-1483), donde los castellanos enfrentaron una feroz resistencia en el interior montañoso, lideró la conquista de La Palma (1492-1493) mediante pactos con líderes locales y emboscadas, como la captura de Tanausú en la caldera de Taburiente.
La conquista de Canarias. Resistencia y estrategias
Los guanches de Tenerife, organizados en menceyatos (reinos), opusieron la resistencia más prolongada. En 1494, las tropas de Lugo sufrieron una derrota crucial en la Matanza de Acentejo, donde los aborígenes aprovecharon el terreno escarpado para aniquilar a buena parte del ejército castellano. Sin embargo, la victoria en los Llanos de Aguere (1495) y la posterior batalla de La Victoria de Acentejo (1495) inclinaron la balanza a favor de los conquistadores, gracias al uso de caballería y refuerzos peninsulares.
Consecuencias
La conquista alteró irreversiblemente el panorama social y cultural del archipiélago. La población aborigen fue diezmada por guerras, deportaciones y enfermedades, mientras que su sistema político-religioso desapareció ante la imposición del feudalismo y el catolicismo. Sin embargo, elementos como el pastoreo tradicional o el uso de cuevas como viviendas persistieron en la sociedad colonial.
Documentos como Le Canarien —crónica normanda del siglo XV— y los acuerdos de capitulación entre la Corona y los conquistadores revelan cómo este proceso sentó las bases de la expansión atlántica europea, anticipando modelos aplicados posteriormente en América. La estatua de Alonso Fernández de Lugo en La Laguna simboliza la dualidad de un episodio que, pese a su violencia, configuró la identidad canaria.
Más allá de su dimensión militar, la conquista de Canarias ilustra el encuentro —y desencuentro— entre dos mundos. Mientras los europeos buscaban recursos y rutas hacia África y América, los aborígenes defendieron su soberanía hasta extremos como el suicidio ritual de Tanausú, que prefirió morir antes que someterse. Este choque, documentado en fuentes como las actas del Cabildo de Tenerife, sigue siendo piedra angular de los estudios sobre colonialismo temprano.
NOTA 1. Con respecto a aspectos toponímicos y etimológicos de esta región española, Canarios: terrestres y marinos
NOTA 2. En nuestra sección ¿Qué fue? intentamos responder a estas y otras cuestiones similares. No se la pierdan.