Tras la presentación de ayer, damos ya el segundo paso en nuestro análisis sobre la heroica (y falseada y maltratada por quienes tienen a la mentira y al odio por estandarte) División Azul. Hoy con División Azul (II) nos centramos en la neutralidad española dentro de la II Guerra Mundial.
La División Azul (II). La neutralidad
Para Alemania, la lucha contra Inglaterra tenía dos operaciones clave: la invasión de las Islas Británicas (Operación León Marino), que fracasó y la toma de Gibraltar (Operación Félix), que requería no solo la colaboración de España sino la entrada efectiva de España en la guerra a favor de Alemania, lo que, obviamente, Franco no aceptó.
El Plan Félix
Tras el fracaso de la Luftwaffe en la Batalla de Inglaterra, Alemania apostó por la guerra submarina y el cierre del Mediterráneo a los ingleses, lo que implicaba la entrada de España en la guerra. El Plan Félix, programado para el 10 de enero de 1941, fue precedido por varios encuentros diplomáticos: la fallida entrevista en Hendaya entre Hitler y Franco, reuniones entre Serrano Súñer y Hitler, encuentros con Ribbentrop y Stohrer y la reunión de Franco con Canaris, jefe de la inteligencia militar alemana. En esta última, Canaris comunicó a Franco la fecha de la invasión de Gibraltar, pero el caudillo la desestimó por motivos económicos y territoriales, temiendo la pérdida de las Islas Canarias y las colonias africanas, como recogía el informe de Carrero Blanco Las veintiuna razones para que España no entre en la Guerra. La negativa de Franco llevó a la suspensión del Plan Félix.
España no entra en guerra
El fracaso de las negociaciones se debió al mal estado de la economía española tras la guerra civil, a las excesivas demandas territoriales de Franco en África y a que Vichy ofrecía más garantías militares en Marruecos ante un posible ataque británico. Ante insinuaciones de una posible invasión alemana, Franco buscó el apoyo de Mussolini y Petain, quienes respaldaron su postura de no intervención. Franco también condicionó la toma de Gibraltar a la previa conquista del canal de Suez por parte de Alemania y criticó la falta de garantías sobre los suministros que Alemania destinaría a España. Por tanto, España no entraría en guerra.
Desde 1939, figuras como Gómez Jordana y Beigdeber, exministros de Asuntos Exteriores, negociaban acuerdos económicos con Inglaterra y Portugal para garantizar el suministro de grano y combustible a España, lo que hacía inviable la participación española en la guerra junto a Alemania. Así, España no podía formar unidades de combate contra los aliados.