La mujer del bandido

febrero 26, 2025

Texto íntegro de La mujer del bandido, de Andrés Ibáñez

 

En la provincia del Río del Norte se cuentan muchas historias de la mujer del bandido San. Algunos dicen que era una hija de un recaudador de impuestos; otros aseguran que era de sangre noble, lo cual no es probable. La mujer del bandido San se llamaba Camelia Blanca. La raptaron los bandidos cuando casi era una niña, y se la llevaron con ellos a la Montaña de la Nube (que para algunos es la montaña del alma), pasando por el desfiladero de Qi, para presentársela al rey de los bandidos, el todopoderoso San. En total eran cinco cautivos, Camelia Blanca, sus padres, una anciana criada y una doncella.

San estaba entonces en la cúspide de su poder. Dominaba toda la región, y su fama se extendía sin cesar a través de las llanuras, se filtraba por los pasos y los desfiladeros que atraviesan las montañas, se deslizaba en las barcazas que fluyen río abajo, avanzaba pausada pero imparable con las caravanas. El propio emperador estaba preocupado.

Camelia Blanca no era especialmente hermosa. Era muy morena, muy delgada y huesuda, tenía ojillos vivaces y brillantes, labios finos y secos. Incluso entonces, cuando casi era una niña, la expresión de su rostro era ya desconfiada y arrogante. Todos los cautivos se arrodillaron frente al bandido San, con la esperanza de salvar su vida. Todos menos Camelia Blanca.

-Toca el suelo con la frente, muchacha -le dijeron los alcaldes del bandido. Uno de ellos se acercó para golpearla con la espada, pero el bandido le detuvo con un gesto.

-¿No me tienes miedo? -le dijo a la niña.

-Sí -dijo ella, que estaba temblando de pies a cabeza-. Pero sé que me vas a matar de todos modos. Si muero mirando a la tierra, iré a los infiernos. Prefiero morir mirando al cielo.

El bandido soltó una carcajada.

-Niña -le dijo-. ¿Tú crees en esas cosas? No existen ni el cielo ni el infierno.

-Eso ni tú ni yo lo sabemos -dijo Camelia Blanca.

El bandido quedó en silencio y se puso a rascarse la barba, signo de que estaba pensando profundamente. La muchacha estaba allí frente a él, mirándole a los ojos, mientras los otros cautivos seguían postrados en el suelo, con la frente tocando el polvo.

-¿Quieres salvar tu vida? -preguntó el bandido-. Te perdonaré la vida si matas a los otros.

Camelia Blanca rechazó la espada que le ofrecían y eligió una daga corta. Uno por uno fue matando a los otros cuatro, pero antes de cortarles la garganta les decía que levantaran el rostro y miraran al cielo, país de la garza y del halcón, morada de los inmortales.

Sobre La mujer del bandido

Incorporamos esta pequeña obra maestra en nuestra colección de Microrrelatos y atendiendo a la extensión del texto, esta vez seremos muy breves en los comentarios.

Estamos ante un microrrelato incluido en la colección El perfume del cardamomo (2008) de Andrés Ibáñez, publicada en 2008. Este cuento forma parte de la serie de cuentos chinos sobre temas como el honor, la venganza y la compasión.

Este microrrelato ejemplifica el estilo característico de Ibáñez, combinando elementos de la cultura china con una narrativa poética y evocadora. La brevedad del formato no impide al autor explorar temas profundos como la moralidad y el choque entre mundos sociales diferentes.

Sobre Andrés Ibáñez

Andrés Ibáñez Segura (Madrid 1961) es un escritor versátil y reconocido. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad Autónoma de Madrid, Ibáñez vivió siete años en Nueva York, donde comenzó su carrera literaria y escribió obras de teatro en inglés. Esta experiencia internacional ha influido en su estilo narrativo, que se caracteriza por su cosmopolitismo y su afinidad con la sensibilidad de escritores hispanoamericanos innovadores.

Entre sus novelas destacamos: La música del mundo (1995); Brilla, mar del Edén (2014); Leonís. Vida de una mujer (2022). Además, ha publicado libros de relatos, ensayos y poesía. La ya citada El perfume del cardamomo (2008) es una colección de cuentos chinos que obtuvo el Premio NH de Relatos Inéditos.

Actualmente, Ibáñez colabora habitualmente en el suplemento cultural del diario ABC como crítico literario y musical. Su trayectoria literaria lo ha consolidado como una de las voces más originales y respetadas de la literatura española contemporánea, destacando por su prosa elegante y su profundo conocimiento de diversos temas.

Cuentos chinos, de Andrés Ibáñez

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