Quizá ya lo sabía pero no, no hace falta que un documento esté escrito a mano para ser un manuscrito.
El término manuscrito tradicionalmente se refiere a un texto que ha sido escrito a mano, derivando de las palabras latinas manu (mano) y scriptus (escrito). Sin embargo, en el uso moderno, el concepto de manuscrito ha evolucionado y abarca diferentes formas de producción de texto:
- Manuscritos a mano. Son los que están escritos a mano, como los antiguos libros y documentos que se copiaban antes de la invención de la imprenta. Suelen ser únicos y pueden tener un gran valor histórico o artístico.
- Manuscritos digitales. En la actualidad, el término también puede referirse a documentos que han sido creados en formato digital, como archivos de texto en procesadores de palabras. Aunque no son manuscritos en el sentido tradicional, a menudo se les llama así cuando son enviados para su revisión, publicación o impresión.
- Manuscritos tipográficos. Algunos textos que han sido mecanografiados o impresos pueden ser considerados manuscritos si son presentados como borradores o trabajos en progreso antes de su publicación final.
La madre del cordero es que el diccionario oficial contempla una tercera acepción: Texto original de una publicación. Por lo tanto, no, paradójicamente, los manuscritos no son necesariamente escritos a mano.