Quizá ya lo sabía, pero los Valles Pasiegos son una comarca situada en el corazón de Cantabria, al norte de España, cerca de Santander y de las playas cantábricas. Los forman tres valles: los de los ríos Pas, Pisueña y Miera, que juntos conforman uno de los paisajes rurales más singulares de la región. Limita al norte con la comarca de Santander, al oeste con el Besaya, al este con Asón-Agüera y Trasmiera y al sur con Campoo-Los Valles y la comarca burgalesa de Las Merindades.
Este territorio, conocido históricamente como la Pasieguería, es célebre por su cultura tradicional de ganaderos trasterminantes, los pasiegos, cuyo modo de vida y arquitectura han modelado el paisaje durante siglos. La comarca abarca otros valles como Carriedo, Toranzo, Luena y Cayón y en sus cabeceras se encuentran los núcleos históricos de la cultura pasiega.
Valles Pasiegos. Singularidades
- Paisajes de prados verdes intensos y montañas cubiertas de bosques, salpicados de riachuelos cristalinos y aldeas de casas rústicas.
- Tradiciones ancestrales y una cultura ganadera única, con cabañas dispersas y modos de vida ligados a la trashumancia.
- Pueblos tranquilos como Liérganes, Villacarriedo, Selaya o Vega de Pas, donde se conserva el patrimonio histórico y artístico, con conjuntos históricos y arquitectura popular.
- Gastronomía local basada en productos autóctonos como los quesos, mantequillas y sobaos pasiegos.
- Rutas de senderismo y miradores naturales que permiten disfrutar de vistas espectaculares y descubrir cascadas, cuevas prehistóricas y parajes poco transitados.
- Clima húmedo y suave, con abundantes lluvias que mantienen el verdor del paisaje durante todo el año.
- Aislamiento histórico y comunicación tradicional a través de las montañas, lo que favorece la conservación de costumbres e identidad propia.
- Balnearios históricos, como los de Puente Viesgo y Liérganes, que suman valor patrimonial y turístico.
- Los Valles Pasiegos representan un enclave natural y cultural de gran valor. La relación entre el hombre y la naturaleza dio lugar a un paisaje y una forma de vida únicos en la península ibérica.