Quizá ya lo sabía, pero entre las cumbres de los Pirineos, el Mail de Bulard (2.754 m) destaca no por su altura, sino por su fascinante mezcla de historia, paisajes épicos y misterios ocultos. Situado en el Ariège francés en la frontera con España, este pico es mucho más que una simple montaña:
- El Machu Picchu de los Pirineos. Sus ruinas mineras abandonadas en plena montaña recuerdan a las legendarias ruinas incas.
- Minas abandonadas desde los años 20. Un vestigio de la antigua industria minera, lleno de túneles y estructuras oxidadas.
- Vistas panorámicas a más de 2.700 metros. Desde su cumbre, se domina todo el valle de Vicdessos y los picos circundantes.
- Ruta de senderismo. Subir hasta aquí implica un desnivel de casi 2.000 metros.
- Acceso desde Bonac-Irazein. Un pequeño pueblo pirenaico que parece detenido en el tiempo.
- Poco masificado. A diferencia del Aneto o el Vignemale, aquí no hay multitudes.
- Pasarelas de madera en ruinas. Restos de la antigua infraestructura minera.
- Antiguas vagonetas mineras. Aún visibles, semienterradas por la vegetación.
- Microclima. Nieblas repentinas que añaden un aura de misterio.
- Barracones de mineros. Construcciones en ruinas donde vivían los trabajadores.
- Túneles. Algunas galerías siguen accesibles, aunque peligrosas.
- Flora alpina. Especies endémicas que crecen entre las rocas y restos mineros.
- Atardeceres. El sol ilumina las ruinas con tonos dorados.
- Refugios naturales. Pequeñas cuevas sirven de resguardo.
- Leyendas locales. Se dice que algunos mineros merodean por la zona.
- Fotografías. Un lugar perfecto para fotografía paisajística.
- Fauna pirenaica. Posibilidad de ver rebecos y marmotas.
- Nieve hasta finales de primavera. En algunas zonas, los neveros perduran mucho tiempo.
El Mail de Bulard no es solo una montaña, es una aventura, un viaje al pasado y un espectáculo natural que pocos conocen.