Exordio
Comentábamos hace unos días que el éxito que hablarydecir está teniendo en los países americanos de habla española está siendo superior al de nuestro propio país. Francamente desconozco la razón y espero que se equilibren los datos porque quienes creamos estos contenidos somos españoles y actuamos siempre desde la perspectiva de lo que más conocemos: el español de España.
Digo lo anterior para contextualizar esta entrada: vamos a rescatar malandro para España porque entendemos que en América es una palabra consolidada y de uso actual.
Malandro. Etimología
La palabra malandro parece derivar del italiano malandrino, que proviene de la antigua expresión griega to melan dryos, que significa lo negro del roble. Esta expresión se usaba para denominar el corazón del tronco de ese árbol y, además, una forma de lepra que en latín recibió el nombre de malandria. En el bajo latín de Italia, los leprosos eran llamados malandrinos, un nombre que luego extendió su significado a ladrones y salteadores.
Malandro. Significado y usos
Comenzamos en el diccionario oficial: Delincuente, especialmente el joven (Venezuela) y una segunda significación que es, ni más ni menos, delincuente (Uruguay). En ambas acepciones los sinónimos son los mismos: delincuente, lunfardo y malero. Por tanto, parece que es una palabra de uso más generalizado en los países citados pero que se extendió por el resto del continente.
Malandro y malandrín
¿Es malandrín un pequeño malandro? Aunque lo parezca, no, pero con muchos matices. La RAE informa que el origen de ambas palabras es diferente pero resulta que son, respectivamente, el italiano malandrino y el italiano dialectal malandro. Y, tras la etimología, vamos al significado: malandrín es en general, maligno, perverso, bellaco; en Perú también es un ratero y una persona de mal vivir. ¿Conclusión? Que sí, que viene a ser lo mismo: más malandros en la América hispanohablante y más malandrines en España.
Curiosidades
En el español hablado en el Río de la Plata, malandrín dio lugar al lunfardo malandra, que se emplea para denominar a un sujeto que estafa o comete actos delictivos. La palabra malandrín aparece registrada por primera vez en español en el Quijote (1605), con la denotación de bribón.
Malandro se utiliza desde la época colonial en diferentes países de América. En Venezuela, la palabra se popularizó en la década de los 60 y 70, durante el auge del movimiento musical conocido como la salsa. Muchas canciones populares de ese género hablaban de los malandros y sus aventuras.
Muchos artistas y personajes famosos han utilizado la palabra malandro en sus creaciones. Por ejemplo, el cantante panameño Rubén Blades, escribió la canción Pedro Navaja sobre un malandro de Nueva York. Jorge Luis Borges, Eduardo Galeano y Francisco Suniaga, suelen utilizar frecuentemente este término en sus obras literarias.