Concluimos ya nuestra pequeña serie de artículos sobre la Misa Tridentina o Tradicional. ¿Por qué los católicos debemos optar siempre por la Misa tradicional? ¿Por qué comulgar de rodillas y en la boca? ¿Es esta la opción natural? ¿Existió influencia masónica en el Vaticano II? Intentamos responder.
La Misa tridentina como opción natural y católica
La Misa tradicional es la expresión más pura y orgánica de la fe católica, pues surge de la vida litúrgica ininterrumpida de la Iglesia, consolidada durante siglos en fidelidad a la Revelación y al Magisterio. Esta misa no es fruto de una comisión, ni de una reforma abrupta, sino de la maduración espiritual y doctrinal de la Iglesia, que ha sabido custodiar el misterio eucarístico con un lenguaje ritual, simbólico y teológico incomparable.
Optar por la Misa tridentina es:
- Continuidad doctrinal y litúrgica. El rito tridentino expresa con claridad la naturaleza sacrificial de la misa, la presencia real de Cristo en la Eucaristía y la centralidad de la adoración a Dios.
- Sentido de lo sagrado. El uso del latín, la orientación ad orientem, el silencio, la música gregoriana y los gestos reverentes crean un clima de recogimiento y misterio que dispone el alma a la contemplación y a la humildad ante el misterio divino.
- Fidelidad a los santos y a la tradición. La misa tradicional ha nutrido la vida de los santos y de generaciones de católicos, forjando una cultura y una espiritualidad profundamente cristianas.
La comunión de rodillas y en la boca: signo de fe y reverencia
Recibir la Comunión de rodillas y en la boca es la forma tradicional y universal en la Iglesia latina hasta las reformas postconciliares. Esta práctica expresa de modo visible y corporal:
- Adoración y humildad. Arrodillarse ante el Santísimo Sacramento es un acto de fe en la presencia real de Cristo y una confesión pública de su divinidad.
- Protección del Sacramento. Recibir la Hostia en la boca evita profanaciones y pérdidas de fragmentos, custodiando el respeto debido al Cuerpo de Cristo.
- Continuidad con la tradición. Los Papas, los santos y el Magisterio han recomendado y defendido esta forma de comulgar como la más digna y segura.
La opción por la comunión de rodillas y en la boca no es una cuestión de nostalgia, sino de fidelidad al sentido profundo de la Eucaristía y a la pedagogía de la Iglesia.
¿Influencia masónica en el Vaticano II?
La cuestión de la influencia masónica en el Concilio Vaticano II es objeto de debate y controversia. Hay testimonios y análisis que sostienen que, a partir del siglo XVIII, la masonería buscó infiltrarse en la Iglesia para promover una agenda de secularización, relativismo y sincretismo, contraria al reinado social de Cristo. Tras el Concilio, sectores tradicionalistas han visto en ciertas reformas litúrgicas y doctrinales una aproximación a los ideales de la masonería: libertad religiosa, colegialidad, apertura ecuménica y una visión horizontalista de la Iglesia.
Algunos autores han señalado conexiones personales de ciertos prelados con ambientes masónicos, así como la promoción de valores modernos —democracia, tolerancia, fraternidad universal— que la Iglesia había combatido durante siglos. Sin embargo, la influencia masónica directa en la elaboración de los documentos conciliares no está demostrada de manera concluyente.
Lo que sí es constatable es que, tras el Concilio, se produjo una apertura de la Iglesia a planteamientos antes rechazados y que esta apertura coincidió con una mayor permisividad hacia ideas y prácticas que favorecen el relativismo y el sincretismo, objetivos históricos de la masonería según la doctrina católica.
La opción natural del católico
Elegir la Misa tridentina o tradicional y las formas de reverencia que la acompañan no es una reacción nostálgica ni un acto de rebeldía, sino la opción natural de quien desea vivir la fe en plenitud, enraizada en la Tradición y protegida de influencias ajenas al Evangelio. Además, frente a la confusión doctrinal y litúrgica de nuestro tiempo, la misa tradicional ofrece certeza, belleza y continuidad, siendo el camino seguro para adorar a Dios con el espíritu y la verdad de la Iglesia de siempre.