Presentamos a continuación la selección de refranes referidos al mes de octubre, y al cambio que conlleva, que incluimos en nuestro Refranero. Como siempre señalamos, lo que aquí exponemos no es más que una mera muestra, pero intentamos que sea lo más significativa posible.
A la primera agua de octubre, echa y cubre.
Agua de octubre, las mejores frutas pudre.
Con octubre ventoso, invierno riguroso.
Cuando octubre llega a su fin, los pájaros de invierno están aquí.
Cuando octubre truena, viento lleva.
De octubre a primeros, entran los ciervos en el picadero.
De octubre a primeros, repón los aperos.
En octubre, la sombra huye.
En octubre, la tierra se cubre.
Entre octubre y noviembre, invierno tiene su comienzo.
La luna de octubre siete lunas cubre; y si llueve, nueve.
Octubre lluvioso, año copioso.
Octubre templado, invierno alargado.
P’al Pilar sale lo mejor, los gigantes y la procesión.
Para octubre, frío o templado, pero nunca olvidado.
Por octubre, quema la leña que puedas coger.
Por San Francisco (4 de octubre), la higuera se desnuda y el almendro se viste.
Si en octubre oyes truenos, invierno bueno.
Si octubre empieza templado, mantente alerta por el lado.
Un octubre caliente, trae un invierno ardiente.
Y en octubre, ni quitar abrigo ni beber sin recelo.
Y de entre los refranes sobre octubre y el cambio, comentamos:
La luna de octubre siete lunas cubre; y si llueve, nueve. Su rareza radica en su carácter arcano: combina astronomía popular (predicción meteorológica basada en fases lunares) con un ritmo casi mágico. Sin embargo, ¿funcionaba este método ancestral en la agricultura tradicional? Un misterio del folclore rural.
Si octubre empieza templado, mantente alerta por el lado. Este dicho aconseja precaución ante la falsa sensación de calma que puede dar un comienzo templado del mes, ya que octubre es conocido por su carácter variable, con lluvias, vientos y primeras heladas que pueden llegar de forma inesperada.
Y siendo aragoneses y católicos, por supuesto: P’al Pilar sale lo mejor, los gigantes y la procesión. Este refrán, que es un estribillo popularizado por la zarzuela Gigantes y Cabezudos, es un himno no oficial de las Fiestas del Pilar en Zaragoza. Su encanto radica en su arraigo cultural: resume la alegría de las celebraciones (gigantes, cabezudos, la Ofrenda de Flores a la Virgen del Pilar) y su vinculación con la identidad aragonesa y española. A diferencia de los refranes agrícolas, este es pura alegría urbana y colectiva.