Camilo José Cela
Texto íntegro de Olor a cebolla, cuento de Camilo José Cela
Estaba enfermo y sin un real, pero se suicidó porque olía a cebolla.
-Huele a cebolla que apesta, huele un horror a cebolla.
-Cállate, hombre, yo no huelo nada, ¿quieres que abra ventana?
-No, me es igual. El olor no se iría, son las paredes las que huelen a cebolla, las manos me huelen a cebolla.
La mujer era la imagen de la paciencia.
-¿Quieres lavarte las manos?
-No, no quiero, el corazón también me huele a cebolla.
-Tranquilízate.
-No puedo, huele a cebolla.
-Anda, procura dormir un poco.
-No podría, todo me huele a cebolla.
-Oye,¿ quieres un vaso de leche?
-No quiero un vaso de leche. Quisiera morirme, nada más que morirme muy de prisa, cada vez huele más a cebolla.
-No digas tonterías.
-¡Digo lo que me da la gana! ¡Huele a cebolla!
El hombre se echó a llorar.
-¡Huele a cebolla!
-Bueno, hombre, bueno, huele a cebolla.
-¡Claro que huele a cebolla! ¡Una peste!
La mujer abrió la ventana. El hombre, con los ojos llenos de lágrimas, empezó a gritar.
-¡Cierra la ventana! ¡No quiero que se vaya el olor a cebolla!
-Como quieras.
La mujer cerró la ventana.
-Oye, quiero agua en una taza; en un vaso, no.
La mujer fue a la cocina, a prepararle una taza de agua a su marido.
La mujer estaba lavando la taza cuando se oyó un berrido infernal, como si a un hombre se le hubieran roto los dos pulmones de repente.
El golpe del cuerpo contra las losetas del patio, la mujer no lo oyó. En vez sintió un dolor en las sienes, un dolor frío y agudo como el de un pinchazo con una aguja muy larga.
-¡Ay!
El grito de la mujer salió por la ventana abierta; nadie le contestó, la cama estaba vacía.
Algunos vecinos se asomaron a las ventanas del patio. -¿Qué pasa?
La mujer no podía hablar. De haber podido hacerlo, hubiera dicho:
-Nada, que olía un poco a cebolla.
Sobre el relato
El cuento utiliza el olor a cebolla como una metáfora de la miseria y la pobreza que asfixian al protagonista. El olor penetrante e ineludible representa las duras condiciones de vida que lo oprimen y de las que no puede escapar. A través de este relato, Cela retrata de forma cruda la angustia y desesperación de las clases más desfavorecidas en la España de la posguerra.
La estructura del cuento es principalmente dialogada, mostrando la relación entre el hombre desesperado y su resignada esposa. El final abrupto y trágico enfatiza el impacto emocional de la historia.
Este relato es una pieza representativa del estilo descarnado y la temática social que caracterizaron gran parte de la obra de Camilo José Cela. Por esa y por otras razones, lo incluimos en nuestra ya nutrida colección de Microrrelatos, que, lógicamente, recomendamos.
NOTA: Dos motivos tenemos para no incluir aquí datos, referencias y comentarios sobre el autor de este cuento. El primero es la limitación de espacio, que no nos permite abordar adecuadamente la complejidad de su figura. El segundo es obvio, estamos ante un autor sobradísimamente conocido, y sobre el que poco nuevo podemos aportar.