Palabras y ética

abril 14, 2025

El principio de la sabiduría es llamar a las cosas por su nombre. Confucio

Incluimos en nuestra sección de Citas a una cuya autoría se mantiene en un debate abierto. Sin embargo, su alineamiento con las enseñanzas de Confucio —y la falta de evidencias que la vinculen a Thomas Jefferson— la sitúan en el ámbito del pensamiento oriental. Aunque también podría ser de Pedro Sánchez, que tiene caradura para eso y para mucho más… Fin de la broma.

Palabras y ética

Aunque mayoritariamente atribuida a Confucio, esta máxima no aparece textualmente en las Analectas —la principal fuente de sus enseñanzas— ni en otros textos clásicos del confucianismo. Sin embargo, refleja fielmente su filosofía, que insistía en la rectitud lingüística como base de la armonía social. Para Confucio, el lenguaje preciso es esencial porque:

  • Evita confusiones morales. Un término mal aplicado (ejemplo llamar lealtad a la obediencia ciega) podía corromper las relaciones jerárquicas.
  • Acto de justicia. Nombrar correctamente implicaba reconocer la realidad sin distorsiones, como señala en Analectas 13.3: Si el lenguaje no es preciso, lo dicho no se llevará a cabo.
  • Fomenta la autenticidad. En una sociedad donde los rituales regulaban el comportamiento, las palabras exactas evitaban hipocresías.

Contexto histórico

En la China de los Reinos Combatientes (siglo V a.C.), donde el caos político derivaba de traiciones y ambigüedades semánticas, esta idea cobraba urgencia. El discípulo Zengzi incluso vinculó la corrección de los nombres (zhengming) con la estabilidad del Estado.

En nuestra civilización, la frivolidad ha triunfado hasta diluir el valor de las palabras en juegos de manos tan burdos como los de aquellos tahúres del Mississippi. El resultado es este reinado del todo vale donde el pueblo, cómplice inconsciente (o no), aplaude a sus dirigentes mientras se dispara al pie con cañón de artillería. Así es el absurdo contemporáneo. Y no, no es magia: son nuestros impuestos los que alimentan este circo.

Confucio y su época

Nacido en 551 a.C. en el estado de Lu (actual Shandong), Kong Qiu —luego llamado Kong Fuzi (Maestro Kong y occidentalizado, Confucio)— fue testigo de la decadencia de la dinastía Zhou, donde señores feudales usurpaban el poder central. Hijo de un militar empobrecido, trabajó como pastor y contable antes de dedicarse a enseñar.

Su proyecto educativo revolucionó la China aristocrática: abrió escuelas a plebeyos, defendiendo que la virtud (ren) no dependía del nacimiento. Como ministro en Lu, impulsó reformas basadas en la meritocracia, pero su insistencia en devolver el poder al duque lo llevó al exilio. Durante 14 años peregrinó por otros reinos, difundiendo su ética de armonía social mediante el respeto a jerarquías justas y el cultivo personal.

Palabras y ética. Contraste con los tejemanejes modernos

Mientras Confucio elevaba la precisión lingüística a pilar ético, el discurso político actual se construye sobre eufemismos y estrategias de ocultación:

  • Lenguaje burocrático. Términos como ajuste estructural (despidos) o daños colaterales (víctimas civiles) diluyen responsabilidades.
  • Mercadotecnia engañosa. Productos artesanales fabricados en masa.
  • Manipulación política. Intervención humanitaria (guerra) o flexibilización laboral (precariedad).

Las perlas: palabras sin ética

Para ciertos personajes, todo vale, pero la ética siempre está ausente de sus palabras y, sobre todo, de sus hechos. Veamos algunos cambios de opinión del sátrapa y venal Pedro Sánchez:

  • Con Bildu no vamos a pactar, si quiere se lo digo 20 veces (2015).
  • Yo no voy a permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas (2016).
  • En 2016 afirmó sentir vergüenza de que un político indulte a otro, pero en 2021 indultó a los líderes del proceso independentista catalán y modificó el Código Penal para rebajar penas por malversación.
  • No estoy de acuerdo en que sean los partidos los que decidan el órgano de gobierno de los jueces (2018). Al poco tiempo impulsó una reforma para rebajar las mayorías necesarias en su elección y nombró de forma irregular a su a su exministra de Justicia como Fiscal General del Estado.
  • No dormiría por las noches como el 95 % de los españoles si aceptase las imposiciones de Podemos (2019).
  • Aseguró que no trocearía el decreto ómnibus, pero finalmente lo redujo de 42 a 29 medidas para lograr el apoyo independentista, aceptando incluso debatir una cuestión de confianza exigida por Junts. (2025).

Cada día dice tres o cuatro más este sujeto que ahora se propone luchar contra los bulos anulando la libertad de expresión. Así se hace, señorito, con un par. Como la prensa libre y la televisión al servicio de los ciudadanos y de la verdad. Y es que, como también dijo Confucio, el sabio busca lo que es correcto; el vulgar, lo rentable (Analectas 4.16). ¡Ay, Confucio, qué dolor!

Corolario

Paradoja histórica. En la China de Confucio, la corrupción del lenguaje era síntoma de decadencia estatal; hoy, se ha normalizado como herramienta de poder. Su advertencia —Si el lenguaje no es preciso, el gobierno no puede funcionar (Analectas 13.3)— resuena ante noticias manipuladas o leyes con nombres contrarios a sus efectos reales.

Confucio murió en 479 a.C., considerándose un fracasado. Sin embargo, sus discípulos recopilaron sus diálogos en las Analectas, cimiento de un sistema que, siglos después, sería doctrina oficial de China bajo los Han. Su legado pervive en valores como la reciprocidad (shu) y la importancia de la educación para construir sociedades equilibradas.

Ética y palabras

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