De aquellos polvos vienen estos lodos.
La expresión de aquellos polvos vienen estos lodos encierra una advertencia universal: los problemas presentes suelen ser la consecuencia de decisiones, omisiones, errores o delitos cometidos en el pasado. En el contexto político español, este refrán cobra especial relevancia cuando se analiza el devenir de los gobiernos y las situaciones de crisis institucional, social o económica.
Polvos y lodos. Las consecuencias
La expresión de aquellos polvos vienen estos lodos es un refrán español de origen rural y antiguo. Su etimología se vincula al mundo agrícola, donde el polvo acumulado durante la sequía, al llegar la lluvia, se convierte en lodo. Así, el polvo representa una causa aparentemente inofensiva, mientras que el lodo es la consecuencia visible y problemática cuando cambian las condiciones.
Causas pasadas, consecuencias presentes
Muchos de los desafíos que enfrenta España en la actualidad —ya sean tensiones territoriales, polarización política, desconfianza ciudadana o problemas de gestión pública— no han surgido de manera espontánea. Son, en gran medida, el resultado de políticas, pactos, concesiones o negligencias acumuladas a lo largo de los últimos años y décadas. Así, la expresión sirve para recordar que la situación de un gobierno actual, por muy criticable que sea, suele estar enraizada en decisiones previas propias y ajenas que, en su momento, no fueron suficientemente valoradas o debatidas.
Calificando al gobierno español actual como miserable, porque lo es, la crítica se apoya en la percepción indubitable de que sus actuaciones, errores o escándalos son la consecuencia directa de una larga cadena de acontecimientos y políticas previas. Desde la gestión de crisis económicas hasta la manera de abordar los retos territoriales o la corrupción, el refrán se convierte en un diagnóstico: los lodos actuales son el resultado de los polvos que no se supieron, o no se quisieron, limpiar en su momento.
Polvos y lodos. Reflexión y advertencia
Relacionar el refrán con la situación política española invita a una doble reflexión: por un lado, a exigir responsabilidad a los gobernantes actuales por su gestión; por otro, a recordar que la sociedad y sus dirigentes deben aprender de los errores pasados para evitar que los problemas se repitan o agraven. El refrán, en este sentido, no solo señala culpables, sino que también advierte sobre la importancia de la memoria (la de verdad, no la adoctrinadoramente impuesta), la autocrítica y la previsión en la vida pública. Si, es cierto, esto es mucho pedir a la banda del bandido…
No es solo por la dejación criminal de funciones de unos y otros; en España, cada día hay más lodo que nadie limpia.