¿Quién es Rebeca Torró? Está bien que nos hagamos esta pregunta porque estamos ante una absoluta desconocida en ambientes ajenos a la cúpula del PSOE, claro. Aclaremos primero que le toca el cargo después de su ocupación por Ábalos y por Cerdán.
Rebeca Torró, la nueva secretaria de Organización del PSOE, es la actual estrella en el firmamento de Ferraz, aunque en este cielo los astros caen últimamente a velocidad de cometa.
Valenciana nacida en Onteniente en 1981, licenciada en Derecho y MBA en mano, su laboriosidad política parece inspirada en el eslogan de las pilas Duracell: sigue y sigue… De la placidez municipal al fragor autonómico y de ahí al eterno suspense del sanchismo, Torró ha escalado deprisa, deprisa…
Rebeca Torró. Sus méritos
- Rebeca inició su carrera como concejala y, como quien colecciona plumas estilográficas —su afición declarada, por cierto— pronto reunió cargos públicos como quien junta plumas de colores.
- La distinguió Ximo Puig en la Generalitat Valenciana y llegó a consejera de Territorio, Obras Públicas y Movilidad, e incluso a portavoz en Las Cortes.
- Tras ser secretaria de Estado de Industria (donde defendió coches eléctricos, megaproyectos y algún que otro plan fallido menos mediático), Sánchez la elige para ocupar el sillón caliente de Cerdán, con la misión de zurcir un PSOE cosido a bofetones internos. O con la de tirar todos los días la basura…
- Su relación con Pedro Sánchez nace del puro utilitarismo político: es fiable, diligente, no levanta escándalos y no tiene agenda propia, justo lo que el presidente busca en una número tres tras la saga truculenta.
Con Cerdán no tenía una relación personal significativa ni alianza previa, y su nombramiento es más un signo de poda en la dirección que de continuidad: Sánchez la pone pero enseguida diluye su poder con varios adjuntos, como quien no se fía del todo de su recién estrenado peón.
Sus cositas
- No se le conoce aún tropiezos parlamentarios escandalosos ni meteduras de pata tan legendarias como las de su antecesor en el cargo; Torró destaca más por su prudencia, hasta el punto de que algunos en el partido la apodan la diplomática de Ontinyent. Veremos con el paso del tiempo.
- Colecciona plumas estilográficas, porque asegura que le gusta escribir discursos a mano para pensar despacio… aunque deberá acostumbrarse al frenético WhatsApp de Ferraz.
- En una ocasión, ante preguntas incómodas sobre el atasco de fondos europeos para movilidad en la Comunidad Valenciana, respondió: Tota pedra fa paret, dejando a los presentes buscando el diccionario de refranes valencianos.
Su capacidad para el cargo
- En gestión y coordinación nadie le discute la hoja de servicios. Se le atribuye buena cabeza organizativa, mano izquierda con los clanes internos y notable capacidad para trabajar mucho sin desbordar carisma (ni levantar pasiones ni enemistades).
- Su principal pero: poca talla nacional, escasa visibilidad fuera de la federación valenciana y una tendencia a la ortodoxia que contrasta con el ADN de funambulista de la política sanchista.
- Resulta una apuesta segura si lo que se busca es discreción, aunque hay quien dice que en el contexto actual eso equivale a pasar inadvertida mientras Ferraz arde.
Rebeca Torró. Curiosidades
- Primera mujer en el cargo desde Leire Pajín hace quince años, lo que, en el tablero socialista, cuenta como revolución silenciosa.
- Perdió una amistad política de años con Jorge Rodríguez (quien fue absuelto tras una sonada investigación judicial), eligiendo la fidelidad inquebrantable al PSOE por encima de la lealtad personal, algo que la define y vende bien en Ferraz.
- Capaz de negociar la llegada de Volkswagen a Valencia y el mantenimiento de Ford, pero proclive a perderse (literalmente) en algún polígono industrial, como confesó en una entrevista.
- De paso corto, verbo calculado y nulo histrionismo, sus intervenciones públicas suelen ser insípidas, razón por la que la prensa local la llama la correcaminos del PowerPoint.
- Sus colaboradores la aprecian por la eficacia… y por llevar siempre galletas de la terreta al despacho, que ya es más de lo que puede decir la mayoría de delegados federales.
