Nacido como Sebastián Moyano en Belalcázar (Córdoba) hacia 1480 y fallecido en Cartagena de Indias en 1551, este conquistador español fue uno de los fundadores más activos del Nuevo Mundo.
Su figura encarna tanto la expansión imperial como las tensiones internas del poder colonial.
Sebastián de Belalcázar. Orígenes
Sebastián de Belalcázar tomó su apellido del lugar de nacimiento, como era costumbre en la época. De origen humilde, se embarcó hacia América en 1514 como parte de la expedición de Pedrarias Dávila a Castilla del Oro (actual Panamá). Allí conoció a Francisco Pizarro y Diego de Almagro, con quienes participó en la conquista del Perú.
En Nicaragua, fue alcalde de León, una de las primeras ciudades fundadas por los españoles en Centroamérica. Su ascenso político y militar fue rápido, marcado por una ambición que lo llevaría a actuar por cuenta propia en varias campañas.
Fundador de ciudades y adelantado de Popayán
Belalcázar fue protagonista de la expansión hacia el norte del imperio incaico. En 1534, sin autorización directa de Pizarro, emprendió la conquista de Quito, donde se enfrentó a Pedro de Alvarado y a Diego de Almagro en una disputa territorial que anticipaba los conflictos entre conquistadores.
Entre 1535 y 1537, fundó tres ciudades clave en el actual territorio colombiano: Santiago de Cali, Popayán y Pasto. En 1540, Carlos I lo nombró adelantado de Popayán, con jurisdicción sobre una vasta región que incluía el río San Juan y parte de Antioquia.
Conflictos, juicios y caída
Su carrera estuvo marcada por enfrentamientos con otros conquistadores. En particular, tuvo disputas con Gonzalo Jiménez de Quesada y Nikolaus Federmann por el control del altiplano cundiboyacense. Estas tensiones reflejan la falta de una autoridad clara en los primeros años de la colonización.
En 1550, fue procesado por el virrey del Perú, Antonio de Mendoza, acusado de abusos contra indígenas y de usurpación de tierras. Murió en Cartagena de Indias en 1551, mientras esperaba resolución judicial.
Sebastián de Belalcázar, la controversia
Belalcázar dejó una huella indeleble en la geografía política de América: varias ciudades fundadas por él siguen siendo núcleos urbanos importantes. Sin embargo, su figura fue objeto de revisión crítica, especialmente por su papel en la violencia colonial y el sometimiento de pueblos indígenas.
En 2021, la estatua de Sebastián de Belalcázar en Popayán fue derribada por grupos que, en nombre de una absurda y falsa memoria histórica, proyectaron sobre el siglo XVI categorías morales y políticas propias del presente.
Este gesto, más que revisar críticamente el pasado, evidenció una lectura anacrónica y simplista de la conquista, donde se confunde la complejidad de los procesos históricos con una narrativa de buenos y malos.
La figura de Belalcázar, como la de tantos otros protagonistas del siglo XVI, merece estudiarse con rigor historiográfico, no con los códigos ideológicos del siglo XXI. La historia no se corrige a martillazos, ni se reescribe con indignación sin contexto ni conocimiento.




