La simpleza es la más avanzada forma de sofisticación. Leonardo da Vinci (1452-1519)
Incluimos en nuestro repertorio de citas esta sentencia atribuida —aunque no confirmada— a Leonardo da Vinci, esta frase encierra una paradoja: lo más refinado no es lo más complejo, sino lo más esencial. Su profundidad radica en cómo desafía nuestra percepción del valor, el arte, la ciencia e incluso la vida misma.
Sencillez suprema. El dominio del conocimiento
Da Vinci, como científico y artista, entendía que dominar un tema implica destilarlo hasta su forma más pura:
– En el arte, un trazo preciso vale más que cien correcciones.
– En la ingeniería, las soluciones más elegantes son las que resuelven problemas con el menor esfuerzo (como el equilibrio hidrodinámico que estudió).
– Filosofía, pensadores como Lao Tse (El camino que puede ser nombrado no es el camino verdadero) y Occam (La explicación más simple suele ser la correcta) llegaron a conclusiones similares.
La sofisticación invisible
Lo simple no es lo rudimentario, sino el resultado de un proceso de depuración. Ejemplos:
– Tecnología. El diseño de un iPhone o la interfaz de Google parecen sencillos, pero son fruto de años de iteración y eliminación de lo superfluo.
– Ciencia: La ecuación E=mc² condensa una revolución en cinco símbolos.
– Arquitectura. La obra de Mies van der Rohe (Menos es más) o la ceremonia del té japonesa (wabi-sabi) celebran la perfección en lo austero.
Paradoja: cuanto más se sabe, menos se necesita demostrar.
Crítica al exceso
En un mundo obsesionado con la acumulación (de bienes, información o adornos), esta frase es un recordatorio radical:
- Liderazgo. Un buen discurso no requiere retórica inflada, sino claridad (no como los discursos del venal corrúpata Sánchez).
- Estilo. Coco Chanel, inspirada en Da Vinci, decía: Antes de salir, quítese un accesorio.
- Espiritualidad. Las tradiciones místicas, desde el zen hasta el cristianismo primitivo, buscan lo divino en el silencio, no en el espectáculo.
- Contraste. La simplicidad exige coraje. Eliminar lo innecesario duele porque implica renunciar a lo seguro (pero insignificante).
Sencillez suprema. Corolario
La frase, aunque quizá no sea textual de Da Vinci nos invita a buscar la belleza en lo esencial, a desconfiar de lo artificioso y a recordar que, como escribió Antoine de Saint-Exupéry: La perfección se alcanza no cuando no hay nada más que añadir, sino cuando no hay nada más que quitar. Y es que el verdadero genio no es quien complica, sino quien aclara.