Quizá ya lo sabía, pero el solsticio es un fenómeno astronómico que ocurre dos veces al año, marcando los momentos en los que el Sol alcanza su mayor altura o profundidad en el cielo respecto al ecuador terrestre. Esto es por la inclinación del eje de rotación de la Tierra.
Solsticio vernal (de verano). Entre el 20 y el 22 de junio en el hemisferio norte, cuando el Sol alcanza su máxima declinación positiva (+23°26′) sobre el ecuador, resultando el día más largo del año. En el hemisferio sur, marca el solsticio de invierno, que es el más corto.
Solsticio hiemal (de invierno). Entre el 20 y el 22 de diciembre en el hemisferio norte, cuando el Sol alcanza su máxima declinación negativa (−23°26′). Es el día más corto del año en el hemisferio norte y representa el solsticio de verano en el sur, que es el más largo.
Solsticio proviene del latín solstitium, que significa sol quieto. Este término refleja que, en estos días, el Sol parece detenerse en su movimiento ascendente o descendente antes de cambiar de dirección.
Históricamente, los solsticios han sido celebrados por diversas culturas como momentos significativos del año, asociados con cambios estacionales y rituales agrícolas.
El diccionario oficial aporta esta definición: Cada uno de los dos momentos anuales en que el Sol se halla en uno de los dos trópicos, lo cual sucede del 21 al 22 de junio para el de Cáncer, y del 21 al 22 de diciembre para el de Capricornio, y en los que la diferencia entre la duración del día y de la noche es mayor.