Quizá ya lo sabía, pero en Noruega hay una localidad que recibe luz gracias a un espejo gigante.
Rjukan, pequeño pueblo del sur de Noruega, se encuentra en un valle rodeado de altas montañas que bloquean la luz solar durante los meses de invierno. Para solucionar esta situación, en 2013 se implementó el sistema Solspeil (Espejo Solar), una idea originalmente propuesta en 1913 por Sam Eyde, fundador de la ciudad, y retomada un siglo después por Martin Andersen, un artista local.
El sistema consiste en tres espejos gigantes controlados por ordenador, instalados a 742 metros sobre el nivel del mar. Estos espejos son helióstatos que siguen automáticamente el movimiento del sol y reflejan sus rayos hacia una plaza central del pueblo, iluminando un área de unos 600 m².
A pesar del escepticismo inicial, este diseño no solo mejora la calidad de vida de los habitantes durante los inviernos, sino que también ha convertido a Rjukan en atractivo turístico. Además, el espejo gigante es un ejemplo de creatividad para superar las limitaciones naturales.