Enriqueta Ochoa
Pespunteo mis días, de Enriqueta Ochoa
Sobre Pespunteo mis días
Esta obra de Enriqueta Ochoa que hoy presentamos en nuestro Poemario es una pieza breve pero intensa que condensa el proceso de sanación emocional y espiritual en imágenes domésticas y cotidianas.
La voz poética se presenta en un acto de limpieza interior: desecha la susceptibilidad, corta las palabras hirientes y renueva su mirada sobre el mundo. El poema culmina en una afirmación de renacimiento, como si el acto de escribir fuera también el acto de volver a vivir. Su tono es íntimo, reflexivo y profundamente simbólico, con una cadencia que sugiere ritual y transformación.
Sobre Enriqueta Ochoa
Nació en Torreón (Coahuila), en 1928 y falleció en Ciudad de México en 2008. Fue una de las voces más singulares de la poesía mexicana del siglo XX, reconocida por su profundidad espiritual, su erotismo lírico y su exploración de lo femenino desde una perspectiva mística y filosófica. Su obra se caracteriza por una tensión entre lo corporal y lo trascendente, entre el dolor humano y la búsqueda de lo divino.
Educada fuera del sistema religioso tradicional, Ochoa se acercó al pensamiento esotérico y a la poesía como vía de revelación. Publicó poemarios como Las urgencias de un Dios, Los himnos del ciego, El retorno de Electra y Bajo el oro pequeño de los trigos, entre otros. Fue también profesora universitaria y formadora de escritores, y recibió distinciones como la Medalla de Oro Bellas Artes y la Placa de Oro como Hija Predilecta de Coahuila.
Su poesía, lejos de ser complaciente, se adentra en los abismos del alma con una voz que exige intensidad, autenticidad y revelación. Enriqueta Ochoa no escribió desde el margen, sino desde una periferia luminosa que desafía los moldes de lo establecido. Su legado es el de una mujer que quiso ser todas las mujeres, y que en su palabra encontró el eco de lo eterno.