Casimiro Durán

Casimiro Durán Muñoz fue un modesto empleado de sastrería en Madrid, cuya vida dio un giro radical con el estallido de la Guerra Civil Española.

Sin formación militar ni trayectoria política relevante previa, se integró en el Partido Comunista de España (PCE) y ascendió rápidamente en el aparato represivo republicano. Su nombre quedaría ligado para siempre a uno de los episodios más siniestros del conflicto: la masacre del túnel de Usera.

Casimiro Durán. Su entorno

Durán se movía en un entorno urbano de clase trabajadora, marcado por la polarización ideológica que sacudía la capital. Su vinculación con el PCE le situó en el núcleo duro del aparato represivo republicano en Madrid.

La guerra le ofreció una oportunidad para ejercer poder, rodeado de otros militantes como Gregorio Caballero, Francisco Román Sánchez y José Domingo Garzón, con quienes compartía una visión radicalizada del conflicto.

Motivaciones criminales

La motivación de Durán no fue únicamente ideológica. Aunque el discurso comunista justificaba la eliminación de enemigos de clase, su actuación revela una dimensión más perversa: el engaño sistemático, el robo y el asesinato como método.

Su plan consistía en convencer a refugiados de derechas escondidos en embajadas de que existía un túnel secreto en el barrio de Usera que les permitiría huir a la zona nacional. La promesa de salvación era una trampa mortal.

Hechos comprobados

Durán era capitán del Servicio de Información Militar (SIM) y, como queda dicho, miembro del Partido Comunista. Entre octubre y noviembre de 1936, Durán y sus colaboradores asesinaron a decenas de personas —al menos setenta según algunas fuentes— en un sótano de la calle Alfonso Olivares, en Usera. Las víctimas eran despojadas de sus pertenencias, torturadas y ejecutadas.

El engaño comenzaba en una pensión regentada por Nicolasa Sánchez Pondado, donde Durán difundía la existencia del supuesto túnel. La operación la autorizó Justo López de la Fuente, jefe político de la 36.ª Brigada Mixta, lo que revela una estructura organizada y jerárquica.

Durán fue el cerebro detrás del engaño que llevó a decenas de personas —muchas refugiadas en embajadas— a ser asesinadas tras prometerles una vía de escape por un supuesto túnel en Usera. Su plan fue meticuloso, cruel y ejecutado con ayuda de otros miembros del SIM y de la 36ª Brigada Mixta.

Casimiro Durán. Consecuencias

La masacre del túnel de Usera ha sido durante décadas un episodio silenciado o minimizado en la historiografía oficial. Durán desapareció tras la guerra y su responsabilidad directa quedó diluida en el caos del conflicto.

Sin embargo, su nombre persiste como símbolo del uso del terror como herramienta política. Es una de las expresiones más crudas de la represión en el Madrid republicano y plantea interrogantes sobre la memoria histórica y la justicia.

¿Por qué se oculta?

Durante la Transición y las décadas siguientes, el foco historiográfico se centró en denunciar los supuestos crímenes del franquismo y reivindicar a las víctimas republicanas. Así, episodios como el de Usera —aunque documentados— fueron relegados por temor a que su difusión se utilizara para relativizar o justificar la represión franquista. Es decir, manipulación, ocultación y engaño.

En otras palabras, individuos que participaron en crímenes atroces —o sus herederos ideológicos, políticos o familiares— y que fueron legalmente represaliados, reclaman hoy reconocimiento, dignidad, reparación e incluso honores por actos que, como los de Casimiro Durán o las tristemente célebres Doce Rosas, deberían figurar en las páginas más sucias de nuestra historia.

Y sin embargo, esa misma historia se nos presenta edulcorada, invertida, manipulada: una memoria oficial construida desde el maniqueísmo, donde los verdugos se convierten en mártires y la legalidad se pliega a una narrativa falsa, diseñada para rehabilitar lo irreparable.

 

Desde hoy, el comunista Casimiro Durán es uno más de los presos que encerramos entre los Criminales y otros delincuentes de hablarydecir.com

 

Retrato en sepia de Casimiro Durán con uniforme militar, figura clave en la masacre del túnel de Usera

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