Hay una forma de descuido que va más allá del error técnico o del mal diseño: es el que revela una falta de respeto por el lector.
Cuando una publicación promocional se construye sin rigor gramatical, sin lógica textual y con fórmulas vacías que apelan al impacto fácil, lo que se transmite no es entusiasmo, sino indiferencia. Como si bastara con gritar ¡gratis! para que el público se rinda. Este tipo de mensajes no solo empobrecen el lenguaje, sino que subestiman la inteligencia de quien los recibe.
NOTA. Motorland Aragón (su propia denominación en sí misma ya es un notable ejercicio de papanatismo) es una sociedad mercantil de titularidad pública. Está gestionado por la sociedad anónima Ciudad del Motor de Aragón, S.A., cuyo capital pertenece al Gobierno de Aragón, la Diputación Provincial de Teruel y al Ayuntamiento de Alcañiz.
Regalamos otra gratis. ¿Y sin pagar?
El cartel promocional de Motorland Aragón incurre en varios errores de forma que comprometen tanto su claridad como su credibilidad. La frase “Te REGALAMOS otra GRATIS” es un ejemplo flagrante de redundancia innecesaria. Si algo se regala, es gratuito por definición; añadir GRATIS no solo es superfluo, sino que transmite una sensación de sobreventa, como si el lector necesitara que se le griten las cosas dos veces para entenderlas. Es una tautología que empobrece el lenguaje y revela una falta de confianza en la eficacia del mensaje.
Impacto sin orden
Pero el problema no se limita a esa frase. El conjunto del cartel parece redactado más para impactar que para informar con precisión. El abuso de mayúsculas, la acumulación de frases sin puntuación clara y la mezcla de registros —desde lo promocional hasta lo imperativo— generan un ruido visual que entorpece la lectura. No hay jerarquía textual ni ritmo sintáctico: todo se presenta como una ráfaga de estímulos sin orden ni concierto. El resultado es un mensaje que grita mucho pero comunica poco.
Exclamaciones abiertas, ideas cerradas
Y para colmo, se abre una exclamación con ¡Entrada válida para los 3 días del evento… y se deja sin cerrar tras PIT WALKS (¿qué será eso?).
Es un error gramatical básico, pero también una torpeza visual. Si hoy está de moda abusar de los signos de exclamación —dobles, triples, encadenados— este cartel cae en el extremo opuesto: deja la puerta abierta sin cerrarla. El lector queda suspendido, esperando el cierre que nunca llega, como si el entusiasmo se hubiera evaporado a mitad de frase. Este tipo de descuido transmite una falta de atención al detalle que contradice el espíritu profesional que se supone debe proyectar el acontecimiento.
Regalamos otra gratis. La contradicción
En definitiva, lo que debería ser una invitación atractiva se convierte en un ejemplo de desorden textual y visual. Un cartel que, en lugar de comunicar entusiasmo, transmite descuido.
Lo del papanatismo, lo hemos dicho ya tantas veces, que hoy lo dejamos.