La palabra parergon proviene del griego παρά-ἔργον, compuesto por para (junto a, al margen de) y ergon (obra, trabajo). En su sentido más literal, parergon significa lo que está al lado de la obra, lo accesorio, lo suplementario.
En latín se mantuvo como parergon y en filosofía y estética ha conservado ese carácter fronterizo: no forma parte del núcleo de la obra, pero tampoco queda fuera; no es central ni periférico, aunque siempre está presente.
Parergon. Significado
En su uso clásico, parergon designa aquello que acompaña o embellece una obra sin formar parte esencial de ella: el marco de un cuadro, el pedestal de una escultura, la firma del artista, el prólogo de un libro. Es decir, elementos que no son la obra en sí, pero que la presentan, la delimitan o la contextualizan.
Immanuel Kant lo empleó en su Crítica del juicio para referirse a ornamentos que pueden intensificar el placer estético, pero que no deben confundirse con la belleza formal de la obra. Para Kant, el parergon es lo que no pertenece a la forma interna del objeto, como el marco dorado de un cuadro que puede distraer o reforzar la experiencia estética.
Derrida y la deconstrucción del límite
Jacques Derrida llevó el concepto mucho más lejos en La verdad en pintura (1978). Para él, el parergon no es simplemente un adorno, sino una figura filosófica que cuestiona la frontera entre lo esencial y lo accesorio. El marco, dice Derrida, no solo rodea la obra: la define, la hace posible, la constituye. Sin marco, no hay cuadro; sin prólogo, no hay libro completo. El parergon revela que lo secundario puede ser estructural.
Derrida convierte el parergon en una herramienta de deconstrucción: lo que parecía marginal se vuelve central y lo que se consideraba autónomo se muestra dependiente. Así, el término se vuelve clave para pensar la relación entre obra y contexto, entre texto y paratexto, entre arte y discurso.
Usos y ejemplos
- El marco de un cuadro
- El pedestal de una escultura
- La firma del artista
- El título de una obra
- El prólogo de un libro
- Las notas al pie
- El contexto histórico de una obra
En todos estos casos, el parergon no es la obra, pero sin él la obra no se presenta, no se interpreta, no se completa.
Curiosidades
- En arquitectura, las columnas decorativas que no sostienen peso son parerga (plural griego de parergon): no funcionales, pero simbólicamente poderosas.
- En literatura, los prólogos que contradicen o ironizan el contenido del libro son parerga que desestabilizan la lectura.
- Y en arte contemporáneo, el embalaje, el título o la ubicación de una obra pueden convertirse en parerga que redefinen su sentido.
La rareza de parergon
Es una extraña palabra porque parece menor, pero no lo es. Porque vive en los márgenes, pero define el centro. Porque nos obliga a repensar qué es una obra, qué es un límite, qué es un adorno. Parergon es la palabra que nos recuerda que lo accesorio puede ser esencial, y que el marco no solo encierra: también revela.
Además, parergon suena extraño porque no se adapta bien al ritmo del español; por eso muchos lo castellanizan como parergón, con tilde y fuerza final. Esa tensión entre forma ajena y adaptación lo vuelve aún más raro.