José de la Revilla nació el 19 de marzo de 1796 en Burgos, en el seno de una familia de clase media ilustrada. Su padre fue funcionario del Priorato de San Juan, lo que permitió al joven José acceder a una educación sólida desde temprana edad. A los 19 años, ya figura como escribiente en la Contaduría del Priorato, lo que indica una temprana vinculación con la administración pública.
Se trasladó a Madrid para completar su formación en los Reales Estudios de San Isidro, donde cursó Filosofía. Esta etapa marcó su inclinación hacia el pensamiento racionalista, el estudio de la lengua y la crítica literaria. No se conocen detalles íntimos sobre su vida afectiva, pero su biografía revela una dedicación constante al trabajo intelectual, institucional y artístico.
De la Revilla. Trayectoria
Revilla desarrolló una carrera polifacética que abarcó la crítica literaria, la traducción, la pintura, la función pública y la docencia.
- Funcionario del Ministerio de Gracia y Justicia, donde llegó a ser jefe de sección en 1851.
- En 1854, fue nombrado vocal del Real Consejo de Instrucción Pública, y poco antes de su muerte, inspector de enseñanza pública.
- Participó en la elaboración del Plan de Estudios de 1845, que reformó la enseñanza secundaria y universitaria en España.
Su obra más conocida es la Vida artística de Isidoro Máiquez (1846), una de las primeras biografías teatrales modernas en lengua española. También tradujo la Fedra de Racine y escribió la comedia La madrastra de su hija, nunca representada.
Como pintor, estudió con José de Madrazo y vivió de la pintura durante años, aunque su obra plástica ha quedado eclipsada por su labor crítica.
Crítica literaria y pensamiento
Fue colaborador habitual del Semanario Pintoresco Español, dirigido por Mesonero Romanos, donde publicó ensayos sobre Cervantes, Moratín, Quevedo, Lesage y La Celestina. Su estilo era sobrio, reflexivo, con una clara vocación pedagógica y moralista.
En 1832, recibió el premio de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras por su Juicio crítico de Moratín, y fue nombrado académico de número en dicha institución.
Su pensamiento se sitúa entre el racionalismo ilustrado y el romanticismo moderado, con una fuerte preocupación por la ética pública, la educación y la dignificación del idioma.
De la Revilla en la RAE
Ingresó en la RAE como académico honorario en 1836, fue supernumerario en 1837, y finalmente académico de número en 1839, ocupando la letra Z. a los cinco años de la muerte de su predecesor Francisco Antonio González Oña.
En la institución se le consideraba un gran trabajador, muy necesario para la marcha de la Academia.
Participó en comisiones lingüísticas, revisó textos y defendió una visión del idioma como herramienta de formación cívica. Su labor fue constante, discreta y eficaz, encarnando una forma de intelectualidad institucional comprometida con el rigor y alejada del ruido político.
José de la Revilla falleció en Madrid el 29 de diciembre de 1859, a los 63 años de edad.




