Conozco amores que pueden definirse: un sueño entre dos. Uno duerme y otro sueña. Leopoldo Alas, Clarín.
Sobre Sueño desigual en el amor
La frase Conozco amores que pueden definirse: un sueño entre dos. Uno duerme y otro sueña condensa una visión amarga y lúcida del amor como experiencia asimétrica. Atribuida a Clarín, aunque no se localiza en sus obras mayores como La Regenta (1884–1885), circula en antologías de citas y aforismos que recogen su pensamiento más íntimo y reflexivo. No consta una fuente textual precisa, lo que sugiere que pudo haber sido pronunciada en artículos menores, correspondencia o incluso atribuida por afinidad estilística.
La estructura es aforística, pero su potencia reside en la imagen: el amor como un sueño compartido que, sin embargo, revela una disonancia esencial. Uno de los amantes duerme —vive en la inconsciencia, en la rutina o en la indiferencia— mientras el otro sueña —idealiza, proyecta, espera. La frase no solo denuncia la desigualdad afectiva, sino que la eleva a categoría simbólica: el amor como territorio de ilusiones no compartidas, donde la entrega de uno se convierte en el letargo del otro.
Desde el punto de vista editorial, Sueño desigual en el amor funciona como epígrafe perfecto para textos sobre el desencuentro amoroso, la melancolía o la crítica a los vínculos románticos idealizados. Su ritmo —breve, contrastado, conclusivo— refuerza su capacidad de resonar en el lector como verdad amarga y universal.
Sobre Clarín
Leopoldo Enrique García-Alas Ureña, Clarín (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901) fue uno de los grandes renovadores de la narrativa española del siglo XIX. Jurista, crítico y novelista, su obra se caracteriza por una aguda mirada moral, una prosa rica en matices psicológicos y una voluntad de modernidad que lo vincula al realismo europeo. La Regenta, su novela más célebre, es una disección implacable de la hipocresía social y religiosa en la España provinciana, y su protagonista —Ana Ozores— encarna precisamente esa tensión entre el sueño y el letargo, entre el deseo y la resignación.
Clarín cultivó también el artículo breve, el cuento y la crítica literaria, donde desplegó una ironía fina y una sensibilidad ética que lo alejaban del mero costumbrismo. Su estilo, sobrio pero incisivo, revela una inteligencia que no se conforma con la superficie de los hechos. En frases como la que aquí se analiza, se percibe su capacidad para condensar en imágenes poéticas una crítica profunda al alma humana y a sus contradicciones afectivas.
La frase, aunque no documentada en sus obras canónicas, respira el tono clariniano: lúcido, desencantado, pero profundamente humano. Si no es suya, bien podría serlo. Y eso, en términos simbólicos, es también una forma de autoría.
Así, no es casual que Sueño desigual en el amor figure ya entre nuestras Citas notables como recordatorio esencial de la fragilidad afectiva, donde la ternura convive con el desencuentro y el ideal amoroso se disuelve en la asimetría de los gestos.