Mandela: sabotaje, poder y caos

Nelson y Winnie Mandela fueron figuras centrales en la lucha contra el apartheid, pero también protagonistas de episodios criminales, desde una perspectiva judicial y ética.

Este artículo expone hechos documentados sobre sus acciones antes, durante y después de la prisión de Mandela, así como el legado político que contribuyó al actual caos en Sudáfrica.

Mandela. Antes de la prisión

Nelson Mandela fue condenado en 1964 por sabotaje y conspiración para derrocar al gobierno sudafricano. Fundó Umkhonto we Sizwe, brazo armado del Congreso Nacional Africano (ANC), que ejecutó ataques contra infraestructuras estatales y reconoció públicamente su participación en actos violentos.

Winnie, por su parte, se convirtió en una figura radical durante la clandestinidad de su esposo. En los años 80, lideró el Mandela United Football Club, grupo paramilitar vinculado a secuestros, torturas y asesinatos, incluyendo el caso del joven Stompie Seipei.

Durante la prisión

Mientras Mandela cumplía 27 años de condena, Winnie intensificó su actividad política. Fue acusada de múltiples violaciones de derechos humanos por la Comisión de Verdad y Reconciliación en 1997. Aunque nunca fue juzgada por crímenes de sangre, sí fue condenada por fraude y robo en 2003, lo que deterioró aún más su imagen pública.

Mandela, desde prisión, mantuvo correspondencia con líderes internacionales y negoció con el régimen. Su figura fue mitificada, pero no renunció a la lucha armada hasta bien entrada la década de 1980, cuando el contexto internacional favorecía una transición pacífica.

Después. Divorcio simbólico y poder intacto

El divorcio entre los Mandela en 1996 fue más político que personal. Aunque se distanciaron públicamente, Winnie mantuvo influencia en el ANC y fue diputada hasta 2018. Mandela, ya presidente, no impulsó investigaciones judiciales contra ella, lo que muchos interpretan como complicidad o cálculo político.

Durante su mandato (1994–1999), Mandelano fue acusado de delitos, pero su gobierno pactó con las élites económicas del apartheid, lo que dejó intactas muchas estructuras de desigualdad.

Desigualdad, corrupción y decadencia hoy

Sudáfrica vive hoy una crisis profunda:

  • Desempleo superior al 30 %
  • Violencia estructural y colapso energético
  • Corrupción endémica en el ANC, partido fundado por Mandela

La caída del ANC en las elecciones de 2024 marca el fin de una era. Muchos sudafricanos culpan al legado de Mandela por no haber desmantelado el sistema económico heredado del apartheid, y por haber tolerado figuras corruptas como Jacob Zuma.

Mandela. Conclusión

Así, Nelson Mandela no fue un santurrón pacífico, como nos quieren hacer ver, sino lo contrario: un estratega político que recurrió a la violencia cuando lo consideró necesario. Winnie fue condenada por delitos graves y vinculada a violaciones de derechos humanos.

El divorcio fue una maniobra política y el legado de ambos está marcado por luces y sombras. La actual situación caótica de Sudáfrica es, en buena parte, consecuencia de las decisiones tomadas durante su mandato.

 

En lugares de fango y bulos, los Mandela están entronizados. En los que mantenemos libertad y objetividad, estarán para siempre en la prisión más lúgubre de nuestros Criminales y otros delincuentes.

Nelson y Winnie Mandela caminan entre una multitud con el puño en alto, gesto de resistencia y poder político

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