Traemos a nuestra sección de Citas notables una cuya autoría real desconocemos. O somos conscientes o somos idiotas es una sentencia popularizada por el filósofo y divulgador David Pastor Vico, quien la emplea con frecuencia en conferencias y entrevistas como síntesis de su pensamiento
Sin embargo, no consta que sea de su autoría original, ni aparece registrada en sus obras publicadas como cita atribuida. Se trata, por tanto, de una fórmula que él ha hecho reconocible por uso reiterado, pero cuya creación no puede afirmarse con certeza.
Vico, nacido en Sevilla en 1976, se ha caracterizado por un estilo directo, sin afectación académica ni retórica buenista. La frase en cuestión no es una consigna ideológica, sino una provocación moral: una forma de sacudir la comodidad intelectual y exigir responsabilidad.
Consciencia o idiotez: disyuntiva
O somos conscientes o somos idiotas. La estructura de la frase es binaria, casi brutal: no hay término medio. O se ejerce la consciencia —entendida como lucidez crítica, atención ética, capacidad de juicio— o se cae en la idiotez, que aquí no alude a una discapacidad intelectual, sino a una forma de vida acrítica, conformista, anestesiada.
Desde la tradición socrática, la consciencia ha sido el núcleo de la vida filosófica: una vida sin examen no merece ser vivida. Vico retoma esa exigencia, pero la traslada al presente, donde la idiotez no es ignorancia sino evasión. Ser idiota, en su uso, es elegir no pensar, no preguntar, no implicarse. Es una forma de irresponsabilidad moral, no de incapacidad.
La máxima no busca insultar, sino incomodar. Obliga a preguntarse si uno está siendo consciente o simplemente repitiendo, obedeciendo, mirando hacia otro lado. No hay neutralidad posible: o se actúa con criterio o se abdica de él.
Saber y no actuar
Desde una visión psicológica, la frase puede entenderse como una crítica a la disociación entre conocimiento y acción. Freud ya advertía que saber no implica actuar y que el yo puede reprimir lo que sabe para no enfrentarse a sus consecuencias. En ese sentido, la idiotez sería una forma de autoengaño: saber lo suficiente para actuar, pero elegir no hacerlo.
También puede interpretarse como una denuncia del narcisismo contemporáneo, donde la atención se dispersa en lo superficial y la consciencia se diluye en el ruido. La idiotez, entonces, no es falta de información, sino exceso de distracción. No es ignorancia, sino indiferencia.
Consciencia o idiotez. Corolario
Aunque la frase puede parecer ideológica, su fuerza reside en que no lo es. No se alinea con ninguna corriente política concreta, sino que interpela a todos por igual. Vico no habla desde la izquierda ni desde la derecha, sino desde una ética de la responsabilidad. La idiotez, en su uso, no es una categoría social sino existencial. Puede afectar al universitario y al obrero, al político y al votante, al creyente y al escéptico.
En ese sentido, la frase funciona como un espejo incómodo: no señala al otro, sino que obliga a mirarse. Es una fórmula de exigencia, no de superioridad. No invita a juzgar, sino a despertar.
Desde el punto de vista editorial, la frase tiene fuerza por su brevedad, su ritmo y su tono. No es solemne ni técnica, pero tampoco vulgar. Su contundencia reside en la claridad: no hay adornos, no hay matices, no hay excusas pero exige contexto: sin él, puede parecer simplista o agresiva. Con él, se convierte en una invitación al pensamiento.




