Pedro de Alvarado nació en Badajoz hacia 1485, en el seno de una familia hidalga vinculada a la Orden de Santiago. Su padre era comendador y su madre descendía de linajes con tradición de servicio real.
En ese ambiente de nobleza menor, marcada por la aspiración señorial y la cultura militar, se formó el carácter de Alvarado: ambicioso, impetuoso y hábil en el manejo de las armas. Viajó a América en 1510 junto a Diego Colón, gobernador de La Española y se instaló en Santo Domingo, donde su tío Diego de Alvarado ejercía como regidor. Allí comenzó su carrera como conquistador, participando en las campañas de Cuba y forjando vínculos con otros aventureros que marcarían su destino.
Pedro de Alvarado. México y Tóxcatl
En 1519 se unió a la expedición de Hernán Cortés hacia el corazón del imperio mexica. Fue uno de sus capitanes más destacados, conocido por su rapidez en combate y su carácter violento.
En noviembre de ese año entró en Tenochtitlán junto a Cortés, siendo recibido por Moctezuma Xocoyotzin. Cuando Cortés se ausentó para enfrentar a Pánfilo de Narváez, dejó a Alvarado al mando de la guarnición española.
Durante la celebración del Tóxcatl, Alvarado ordenó un ataque preventivo contra los mexicas, convencido de que planeaban una insurrección. La matanza desató una rebelión general que culminó en la llamada Noche Triste, en la que los españoles fueron expulsados de la ciudad. Este episodio consolidó la fama de Alvarado como un hombre temido, pero también como responsable de una de las acciones más sangrientas de la conquista.
Gobernador de Guatemala y campañas en Centroamérica
Tras la caída de Tenochtitlán, Alvarado recibió el encargo de extender la conquista hacia el sur. En 1523 inició la campaña contra los pueblos mayas del altiplano guatemalteco, enfrentándose a los quichés y cakchiqueles con extrema dureza.
Fundó Santiago de los Caballeros de Guatemala y fue nombrado gobernador y capitán general de la provincia en 1527. Su gobierno se caracterizó por la explotación de los pueblos indígenas, la fundación de encomiendas y la consolidación de estructuras coloniales.
En 1534 emprendió una expedición hacia Quito, en el actual Ecuador, pero fue obligado a retirarse por orden de Francisco Pizarro, quien ya había iniciado la conquista del Perú. A pesar de los fracasos, Alvarado mantuvo su influencia en Guatemala y en las provincias de San Salvador y Chiapas, donde ejerció el poder con autonomía relativa.
Pedro de Alvarado. Muerte en México
En 1540, Alvarado regresó a México para participar en nuevas campañas militares. Se unió a la expedición de Cristóbal de Oñate en el norte del virreinato, donde aún persistían focos de resistencia indígena. En julio de 1541, mientras supervisaba el traslado de artillería en Guadalajara, sufrió un accidente al caerle encima un caballo durante una revuelta. Murió poco después, dejando una fortuna considerable y una reputación marcada por la brutalidad, la audacia y el afán de gloria.
Su figura ha sido objeto de múltiples interpretaciones: para algunos, un estratega eficaz; para otros, uno de los conquistadores más crueles del siglo XVI.
La controversia
Pedro de Alvarado encarna el perfil del conquistador extremo: valiente, ambicioso, despiadado. Su papel en la expansión del dominio español en Mesoamérica fue decisivo, pero su nombre quedó asociado a episodios de violencia indiscriminada y dominio sin escrúpulos.
En la historiografía contemporánea, su figura se estudia como parte de los mecanismos de conquista y colonización, más allá de juicios morales. En Guatemala, donde su huella es enorme, su legado sigue siendo objeto de debate entre la memoria oficial y la crítica histórica.
Estamos, pues, ante un elemento que, pese a las controversias exponemos con la mayor asepsia en Personajes y figuras.




