Carlos Robledo Puch es conocido como el asesino serial más célebre y sanguinario de la historia criminal argentina. Entre 1971 y 1972 cometió once homicidios, muchos de ellos con extrema frialdad, lo que le valió el apodo de El ángel de la muerte.
Robledo Puch. Origen y entorno familiar
Carlos Eduardo Robledo Puch nació el 19 de enero de 1952 en Vicente López, Buenos Aires, en el seno de una familia de clase media alta. Su padre, Víctor Robledo Puch, era técnico electromecánico; su madre, Aída Josefa Habedank, de ascendencia alemana, ejercía una influencia protectora y absorbente.
Desde joven mostró rasgos de aislamiento y una personalidad retraída, aunque su aspecto físico —rubio, de ojos claros— le confería una imagen angelical que contrastaba brutalmente con sus actos posteriores.
Crímenes y modus operandi
Entre 1971 y 1972, Robledo Puch cometió una serie de asesinatos que estremecieron a la sociedad argentina. Actuaba junto a cómplices, a quienes también terminó asesinando. Sus víctimas eran en su mayoría vigilantes nocturnos, empleados de estaciones de servicio y personas que se cruzaban en sus robos. El patrón era claro: entraba a robar y ejecutaba a sangre fría, muchas veces mientras las víctimas dormían. En total, se le atribuyen once homicidios, además de diecisiete robos, dos raptos y una tentativa de homicidio. Fue detenido el 4 de febrero de 1972, a los veinte años, en la casa de su abuela.
Lo que le distingue no es solo la cantidad de crímenes, sino la frialdad con que los cometía. En uno de los casos, asesinó a su propio socio, Jorge Ibáñez, para evitar que lo delatara. Su rostro juvenil y su aparente inocencia generaron una fascinación mediática que lo convirtió en figura icónica del mal, comparable en la prensa con Charles Manson.
Juicio, condena y reclusión
Fue condenado a reclusión perpetua con accesoria por tiempo indeterminado el 27 de noviembre de 1980. Desde entonces permanece en la Unidad Penal N.º 26 de Olmos. A lo largo de los años ha solicitado la eutanasia y ha rechazado beneficios penitenciarios como el régimen abierto, alegando estar acostumbrado a la cárcel.
Su caso marcó un hito en la criminología argentina: fue el primer asesino serial juzgado en democracia tras la dictadura de Onganía y su figura se convirtió en objeto de estudios, películas y ensayos. La película El Ángel (2018), dirigida por Luis Ortega, dramatiza su historia con un enfoque estético que ha sido criticado por romantizar la violencia.
Robledo Puch. Legado y controversia
Su figura encarna el enigma del mal precoz, del crimen sin causa aparente. A diferencia de otros asesinos seriales, no mostró arrepentimiento ni motivaciones ideológicas. Su caso plantea preguntas sobre la psicopatía, la responsabilidad penal juvenil y el papel de los medios en la construcción del monstruo.
En la actualidad, con más de setenta años, sigue recluido y ha pedido públicamente que se le aplique una inyección letal. Su historia permanece como una herida abierta en la memoria judicial y mediática de Argentina.
NOTA. De haber sido español, estaría en libertad desde hace décadas. Es una evidencia. En cualquier caso, Robledo Puch está ya para siempre en la prisión más lúgubre de nuestros Criminales y otros delincuentes.




